Es conocido como "el azote" en el sector incluso por su propia familia, su adicción al licor y las drogas lo llevó hoy a prenderle fuego a su propia vivienda.
Se trata de Orlando José Rivas Silva, de 38 años, quien la tarde de este lunes, motivado por los efectos alucinógenos del licor y las drogas le pegó fuego a su humilde vivienda, ubicada en el kilómetro 12 de la Carretera Vieja a León.
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"Fue mi hermano que le vino a pegar fuego, él solo vive picado (ebrio) y en otros vicios. Mis sobrinos ocupan la casa para armar sus parrandas y él por eso la quemó para que no se metan, pero no había nadie ni tenía nada, solo lo ocupaba para dormir", dijo Doña Carmen Rivas.
"La casa es de mi tío pero como es borracho, y la casa la ocupan para nido de vagos, él prefirió quemarla, de suerte no estaba una de los picados adentro", dijo Massiel Nicaragua, familiar.
Control del incendio
Dos unidades contra incendios de la Dirección General de Bomberos y una del Benemérito Cuerpo de Bomberos con más de 10 fuerzas fuero necesarias para controlar el incendio.
"Nos sacaron a un incendio en vivienda, al llegar al lugar confirmamos que era positivo, es una casa pequeña que estaba deshabitada y se procedió a controlar las llamas, según los familiares el mismo dueño le pegó fuego", dijo el subcomandante Ramiro Saavedra.
Afortunadamente no hubo personas afectadas más que los daños materiales y las llamas no se propagaron a veviendas cercanas, por el pronto actuar de los bomberos.
Otra emergencia
A escasos minutos, frente al Parque La Biblia, en el Reparto San Juan, las llamas de otro incendio quemaron los enseres de un cuarto en un edificio de apartamentos.
De manera preliminar se presume que las llamas fueron originadas por un cortocircuito, algo que será determinado mediante el escombreo de bomberos y peritos policiales del Distrito I de Managua.
Aquí también se destaca la oportuna presencia de Bomberos Unificados que lograron sofocar el incendio antes que se propagara por los demás apartamentos.
10 fuerzas con un camión cisterna y una autocisterna fueron suficientes para aislar el peligro de propagación.
