Una familia de Redruth, en Cornualles (Reino Unido), se quedó sin hogar luego de que un vecino dañara un muro de contención, provocando un peligroso deslizamiento de tierra, informan medios locales.
Reba Chipman-Guest y su esposo Fergus vivían en la propiedad, ubicada sobre un terreno escarpado, junto a dos hijos varones, una hija y la pareja de esta última, así como con un perro y dos gatos.
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El hecho sucedió en julio de este año, cuando el lote lindante fue comprado por un nuevo dueño, quien comenzó a construir allí una edificación. Las obras socavaron un muro de contención que, dada la particularidad del terreno, era necesario para contener el suelo.
Como consecuencia, la mitad del jardín de los Chipman-Guest colapsó, dejando la casa expuesta a un peligro de derrumbe. La familia se vio obligada a trasladarse temporalmente a un alojamiento de emergencia en pleno aislamiento por la pandemia de coronavirus.
Ninguna respuesta
Recientemente, tras una nueva inspección topográfica, fueron autorizados a regresar a su vivienda, aunque parte de ella hasta el día de hoy sigue considerada como insegura. Por ese motivo, los seis integrantes de la familia, junto con sus mascotas, solamente disponen de dos dormitorios, un espacio que les resulta sumamente apretado, especialmente durante el confinamiento.
Según las estimaciones de Reba, la reparación del muro de contención podría costar hasta 80.000 libras esterlinas (106.000 dólares) e insiste en que el nuevo vecino debe afrontar esa suma.
Asimismo, contó que la situación ya les produjo pérdidas por 7.500 libras esterlinas (poco menos de 10.000 dólares), además de innumerables consultas con abogados en busca de una solución.
Sin embargo, asegura que hasta el momento no han recibido ni un centavo por parte del dueño del lote vecino.