El mundo entero enfrenta simultáneamente la Pandemia COVID-19, la Gran Depresión 2020 y el inicio de la Guerra Fría II que sepulta a la globalización.
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Ante perspectivas tan sombrías no va a haber una reactivación económica de ningún tipo si no hay la restauración de la confianza en el futuro, si no se restaura la esperanza.
Si sólo se ve el abismo económico y social el consumidor no va a consumir y el inversionista no a invertir.
Una manera de hacer eso es plantear que se va a lograr una sociedad de cero emisiones netas para 2050 y así evitar las peores consecuencias del calentamiento global.
Las consecuencias de la Pandemia COVID-19 son mayores que aquellas del 9/11, la crisis financiera de 2008 y la Gran Recesión posterior juntos. Sin embargo, estas consecuencias son pequeñas, temporarias y reversibles comparadas a las consecuencias catastróficas, permanentes e irreversibles de los daños que el calentamiento global pueda causar a los ecosistemas que sostienen la vida en el Planeta Tierra.
Reactivación económica
Si se financiara esta reactivación, para la sociedad de cero emisiones netas eliminando la modernización de las armas nucleares, un desarme nuclear progresivo, una reiteración de la prohibición de armas en el espacio, la humanidad podría eliminar la otra gran amenaza a nuestra existencia para despertar una nueva esperanza.
Finalmente, hay que tener una reactivación económica con políticas seriamente redistributivas. Antes de las políticas de respuesta ya teníamos el fenómeno del 1% concentrando ingresos y riqueza. En los primeros cuatro meses de este año Jeff Besos de Amazón ganó US$29 mil millones, un record mundial, mientras 40 millones de trabajadores estadounidenses, el 25%, pasaron al desempleo.
El mayor uso del internet en el futuro y la pérdida de puestos de trabajo por la inteligencia artificial presagian una verdadera crisis de la desigualdad si no hay políticas redistributivas de la altura de los anti-monopolios, impuestos de ingresos progresivos y los seguros sociales instaurados en respuesta a la desigualdad crítica resultado de las crisis de 1890, 1907 y 1929, respectivamente.