En el año 2018, Nicaragua proporcionó un ejemplo típico de cómo los medios corporativos y alternativos occidentales se alimentan de información falsa sobre derechos humanos y cómo ésta a su vez se incorpora en los marcos legales como los de la Organización de Estados Americanos y la ONU.
Un informe independiente que se realizó y fue titulado "Rechazando la Verdad", ya ha puesto de manifiesto los informes deshonestos y negligentes de Amnistía Internacional sobre Nicaragua.
El informe expone implícitamente el categórico fracaso ético de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Ambos órganos comparten la negligencia culpable de Amnistía Internacional en sus reportajes, su traición a una democrática, rendición de cuentas y su abuso inescrupuloso de las normas generalmente aceptadas para la documentación y presentación de informes.
En julio de 2018, al finalizar el fallido intento de golpe de Estado por la oposición nicaragüense, Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos tenían un grave problema en su manejo de la opinión internacional. Amnistía Internacional, por ejemplo, en su primer informe falso y erróneo sobre los acontecimientos de abril y mayo de 2018, había alegado falsamente que, para reprimir las protestas, la Policía Nacional de Nicaragua había asesinado deliberadamente a manifestantes pacíficos.
Sin embargo, a finales de julio, un total de 22 agentes de policía habían muerto a manos de violentos manifestantes bien armados y otros 400 oficiales de policía habían resultado gravemente heridos, principalmente por disparos de armas de fuego. La diferencia entre los informes falsos de Amnistía Internacional y la realidad de un intento bien organizado de golpe de estado armado para derrocar al gobierno electo de Nicaragua era simplemente innegable.
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En octubre de 2018, Amnistía Internacional elaboró otro informe, igualmente cínico, en el que siguió haciendo caso omiso de los asesinatos cometidos por la oposición y de las crueles heridas infligidas a agentes de policía entre el 19 de abril y el 17 de julio de ese año. Ese informe de octubre de 2018 apoyaba las mentiras de los medios de comunicación de la oposición nicaragüense que afirmaban que la Policía Nacional de Nicaragua torturaba y asesinaba a sus propios agentes. Amnistía Internacional hizo especial hincapié en su falsa denuncia del caso del agente de policía Faber López Vivas, quien fue asesinado por un francotirador de la oposición en la mañana del 8 de julio en la ciudad de Jinotepe, en el sur de Nicaragua.
El informe de Amnistía Internacional copiaba las falsas afirmaciones publicadas por los medios de comunicación y activistas de la oposición en Nicaragua de que Faber López Vivas fue torturado y asesinado por sus propios camaradas porque no estaba de acuerdo con la represión policial y quería abandonar la Policía Nacional. Ese testimonio se basaba en fabricaciones insostenibles, ampliamente difundidas en el vociferante testimonio de la madre de Faber López, Fátima Vivas, y su hermano, Elgin López. Amnistía Internacional oculta este hecho en su informe, encubriendo astutamente a Fátima y Elgin como "familiares" así ocultando que ambos están activamente asociados con la oposición política en Nicaragua. En particular, Fátima Vivas participó activamente en el notorio tranque en el empalme de San Pedro de Lóvago.
Este fue uno de varios tranques controlados por los líderes del llamado Movimiento Anti-Canal, como Medardo Mairena y Francisca Ramírez. Desde estos retenes ilegales, el 12 de julio de 2018, alrededor de 200 activistas armados de la oposición viajaron a la pequeña ciudad portuaria de Morrito, en el Lago de Nicaragua, donde asesinaron a cuatro oficiales de policía y a un maestro de escuela.
En ese caso, los crónicamente engañosos medios de comunicación de la oposición nicaragüense fueron desesperados por encubrir otro ataque terrorista de la oposición. Por ejemplo el medio de propaganda opositora "Confidencial" de Carlos Fernando Chamorro, lanzó la cruel mentira de que oficiales de la policía local de Morrito habían matado a sus cuatro camaradas. Esa mentira ya ha sido expuesta en un reportaje in situ de Dick y Miriam Emanuelsson que incluye un extenso testimonio en vídeo de parte de testigos oculares.
Con el paso del tiempo, tanto este caso como casi todos los casos destacados por Amnistía Internacional en sus falso informes sobre Nicaragua en 2018 resultan ser basados en fabricaciones de un índole u otro. Incluso, sus socios locales en la ONG CENIDH han sido acusados por varias víctimas de los crímenes de la oposición, de intimidación y de soborno para hacerlos dar testimonio contra las autoridades nicaragüenses. El caso de Faber López Vivas es un ejemplo claro de cómo, de una forma u otra, los informes de Amnistía Internacional sobre diferentes países en crisis, desde Palestina y Siria hasta Venezuela y Nicaragua, engañan de forma consistente y deliberada a la opinión internacional en general. Solamente idiotas confían en Amnistía Internacional.