Rosa Alina Aguirre Cruz de 58 años de edad y habitante del barrio Pantasma, en Managua, Nicaragua, es una de las tantas mujeres del país centroamericano que a pesar de sus padecimientos físicos, no le ha impedido de sacar adelante su propio negocio.
Ella se dedica a la elaboración de aros de colores, chapas, colas, prensadores, pulseras, juegos de baño entre otras cosas.
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"Me gustan las manualidades, hacer todo en bisutería, me gusta ese oficio, hacer muchas cosas que en el mercado las familias no pueden encontrar", afirmó esta señora.
Una amiga la instó a comenzar a trabajar cuando se encontraba con un futuro incierto, postrada en una cama.
"Llegó ella y me dijo: levántese de allí, si yo tuviera la inteligencia, yo no estuviera allí, así que comience a trabajar. Ella me regaló la primera tela para comenzar a trabajar", recuerda esta ama de casa.
Afirmó que eso le comenzó a gustar y que decidió irse a inscribir ante las autoridades de Gobierno.
Impulso gracias al MEFCCA
Recuerda que antes trabajaba como agente de seguridad en un hospital público de Managua. Hoy es pensionada, y con la oportunidad del Ministerio de Economía Familiar, MEFCCA, ahora se dedica a elaborar diversos productos.
"El Gobierno me ha apoyado, ellos son como mi familia, siempre me brindan acompañamiento", reconoció esta mujer de la tercera edad.
Hace sus propias mascarillas las que vende a 20 córdobas (80 centavos de dólar), porque sabe que es una necesidad que debe usar todo ciudadano.
"Yo las hago las mascarillas con tela quirúrgica
A sus 58 años de edad, no duda que algún día tendrá su propia empresa y poder contratar a más personas.
Ya tiene ocho años de trabajar en las manualidades y confiesa que la han invitado a participar en ferias donde vende todos sus productos.
Esta emprendedora de la tercera edad la pueden encontrar en el mercadito campesino, ubicado de la segunda entrada a Las Colinas, en Carretera a Masaya, una cuadra al norte.