Tras ocho meses de conversaciones, cartas y comunicados, la alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Reginato, llegó ayer a un acuerdo con los directores ejecutivos de Canal 13 y TVN, Max Luksic y Francisco Guijón, respectivamente, para aplazar por primera vez en su historia la realización de la próxima edición del Festival de Viña, que no se realizará en febrero próximo sino en el de 2022.
Esto hará que se extienda el contrato entre las partes hasta febrero de 2023, fecha en que se realizaría la cuarta edición producida por los dos canales que ahora tienen la concesión.
Hasta el municipio viñamarino llegaron Luksic y Guijón flanqueados por el abogado de Canal 13, Cristián Rivera, y el gerente de Asuntos Legales de TVN, Hernán Triviño. Hubo consenso en que la pandemia impide la realización de un evento en vivo, con artistas internacionales y el tradicional aforo (más de 13,000 personas).
La alcaldesa mostró su conformidad con el acuerdo, aunque su inquietud es que el comercio y el turismo de la ciudad se vean afectados. “Si bien por fuerza mayor este verano no habrá festival, no podemos dejar sin respaldo al comercio y al turismo local”, dijo. Y en un comunicado dio por hecho que en febrero próximo Canal 13 y TVN harán un especial sobre el certamen.
Primer punto de discordia, porque a través de una declaración hecha con posterioridad, los directores ejecutivos manifestaron otra cosa: “Respecto de eventuales alternativas a realizar en febrero de 2021, primero se debe formalizar la suspensión y modificar el contrato de concesión, para luego evaluar alternativas de promoción que permitan apoyar el turismo de la zona”.
El concejal Jaime Varas, miembro de la Comisión Festival, comentó que el diálogo se dio “de muy buena forma” y que ahora esperan que exista “la disposición de los canales para trabajar en actividades de promoción para la ciudad”.
En los próximos días los abogados de ambas partes redactarán las modificaciones al contrato que deberá aprobar el Concejo municipal.
Reacciones coincidentes
Antonio Vodanovic, animador histórico del evento, dijo estar de acuerdo con la suspensión: “El corazón del Festival de Viña es ‘el Monstruo' y si no existe el público se pierde la esencia del Festival”.
Añade que antes que todo hay que cuidar la salud de las personas. “Viña del Mar es uno de los pocos eventos musicales que han durado más de 60 años y no creo que suspenderlo un año lo perjudique”.
Rafael Araneda, quien animó el certamen entre 2014 y 2018, comenta: “Me parece lamentable porque es la primera vez en la historia en que no se hace el Festival, pero no queda otra porque esta pandemia ha provocado que el contacto social, que es lo que ha hecho grande a Viña del Mar, desaparezca”.
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A su juicio, “ya vendrá el momento de hacer un Festival como se merece Viña”.
En el gremio de los productores musicales, la noticia fue recibida como “la crónica de un desenlace esperado”, según Jorge Ramírez, gerente general de la Agepec, que agrupa a las principales empresas del rubro.
En su opinión, un evento como el Festival no hubiera funcionado en modo virtual -dadas las restricciones de público impuestas por la autoridad-, porque “por su estructura ni se hubiera acercado en lo estético, ni en lo comercial ni en lo sustentable”.
