El ruandés Félicien Kabuga fue detenido el pasado sábado en un suburbio de París, informa Reuters con referencia a las autoridades francesas.
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"De 84 años, vivía con una identidad falsa en un apartamento en Asnières-sur-Seine, gracias a una mecánica bien trabajada y con la complicidad de sus hijos", cita la agencia a la Fiscalía General de la capital francesa.
Según el Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales de la ONU, Kabuga era "uno de los fugitivos más buscados" y uno de los principales organizadores del genocidio ruandés de 1994.
Las matanzas, perpetradas tanto por soldados como por la milicia de los radicales hutus, la Interahamwe, cesaron solo en julio cuando el Frente Patriótico Ruandés, integrado principalmente por tutsis, derrotó al Ejército gubernamental. Se estima que en los 100 días que duraron las masacres murieron entre 800.000 y un millón de tutsis y de aquellos hutus que los defendían. La velocidad a la que se ejecutó el genocidio fue más alta que la del Holocausto, indica el investigador Alex Bellamy.
Radio y machetes
De acuerdo con el historiador Alexis Herr, Félicien Kabuga estuvo preparando el genocidio desde 1990.
Siendo uno de los empresarios más ricos de Ruanda, tenía fuertes vínculos en el Gobierno, y dos de sus hijas se casaron con un presidente y un ministro del país. Además, controlaba la emisora Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLM).
Antes de abril de 1994, RTLM emitía propaganda racista contra los tutsis —a los que se refería como cucarachas— y los hutus moderados. Con el inicio del exterminio, la radio empezó a actuar como medio de comunicación de la Interahamwe y sus partidarios, informándoles de dónde se refugiaban los tutsis.