Las autoridades de la ciudad china de Shenzhen, situada en la provincia de Cantón, aprobaron este miércoles una resolución legislativa que prohíbe el consumo de animales silvestres a partir del 1 de mayo, y que únicamente permite comer carne de pollo, vaca, cerdo, cordero, conejo, burro, pato, ganso, paloma y codorniz, entre otros animales domésticos y aves de corral incluidos en un registro oficial sobre la alimentación.
Los perros y gatos dejarán de servir para el uso culinario de los residentes locales, al igual que las serpientes, las tortugas, las ranas y otras delicias del sur de China. Quienes violen la norma serán sancionados con multas que dependerán de la rareza de la especie consumida.
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A finales de enero, China prohibió temporalmente el comercio de animales silvestres en todo el país, tras el brote del nuevo coronavirus, que se originó en un mercado de Wuhan donde vendían mariscos y animales exóticos.
Se cree que el SARS-CoV-2 podría ser de origen animal, aunque es imposible determinar qué fue lo que hizo de fuente de infección cuando se produjeron los primeros contagios entre humanos.
La mayoría de los coronavirus existentes solo están presentes en animales. Así, el mortífero síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés) fue provocado por virus de dromedarios, mientras que el origen del síndrome respiratorio agudo grave o la neumonía atípica fue el SARS Co-V que portaban unos felinos llamados civetas.
Desde hace años, muchas organizaciones reclaman la prohibición permanente del comercio y consumo de animales silvestres con el fin de conservar las especies y evitar futuras pandemias. Sin embargo, también hay otros que aseguran que el problema no radica tanto en cambiar los hábitos alimentarios sino los higiénicos en granjas y mercados, y que con prohibiciones como esta se corre el peligro de que florezca un mercado negro de estos productos mucho más difícil de controlar.