Barbara Krusen confesó al FBI que su difunto esposo “había acabado con Angela Mack Cox y (su niño) Thomas Michael Rettew matándolos y destruyendo sus cuerpos en un horno que habían conectado a su granja”, hace 18 años.
La madre y su hijo “Mikey” de cuatro años habían desaparecido en 2002 en Arkansas. Ahora Las autoridades creen que fueron asesinados en la granja de los esposos Krusen en Alton (Missouri), en diciembre de ese mismo año.
El presunto homicida, Clarence Krusen, fue acusado en 2004 de una violación de armas de fuego y pasó ocho años en una prisión federal. Tras salir en libertad condicional, fue asesinado a tiros en Laredo (Texas), el 17 de febrero de 2012.
Te puede interesar: Abuso infantil: Bebé muere congelada y hermanita sufre amputaciones en EEUU
El niño fue reportado como desaparecido el 1 de septiembre de 2002 por su padre, Tommy Rettew. Y la madre de Angela presentó un informe ante el Departamento de Policía de Poteau (Oklahoma), el 25 de mayo de 2004, informando que había hablado por última vez con su hija el 11 de diciembre de 2002, cuando le dijo que se iría de Chowchilla (California) para recoger a su hijo Mikey en la granja Krusen.
Los hechos
Barbara Krusen informó a las autoridades en octubre de 2020 que había conoció a Angela en el otoño de 2002 mientras trabajaba en su granja, y que ellos querían adoptar al niño “y un abogado había redactado los documentos y que ella y Clarence los firmaron”. Pero entonces Angela cambió de opinión.
“Barbara dijo que tanto ella como Clarence se enfurecieron”, según el informe citado por Fox News. “Ella le dijo a Angela que tenía que volver y recoger a Mikey. Que no quería ser simplemente una niñera”. Entonces los asesinatos ocurrieron después de que la madre fuera a recoger al niño.
También puedes ver: Policía dispara a joven que mostró una réplica de una pistola en EE.UU
En muchos años no hubo avances, hasta que el pasado Viernes Santo, Barbara Krusen falló un examen poligráfico cuando se le preguntó qué les había pasado a Angela y Mikey, ante la tenaz insistencia del alguacil Dale Weaver, quien reabrió el caso el verano pasado.
La viuda afirmó que su esposo le había mentido sobre el paradero de las víctimas, diciéndoles que “alguien vino y los recogió”. La mujer no será procesada y ahora la policía del condado Fulton, en Arkansas, considera que el escabroso caso está resuelto, detalló el portal Law & Crime.