En la comunidad Carreta Quebrada de Sébaco existe una cooperativa integrada por 45 productores, COOPRAHOR RL, que mantienen cosecha todo el año y que el asociarse, les ha permitido colocar sus productos para abastecer supermercados, incluso dándoles valor agregado.
Chiltoma, berenjena, chile jalapeño, calabacín o ayote mantequilla son algunas de las hortalizas cuya producción escalonada, permite que todo el año haya cosecha. William Coronado es uno de los productores de la comunidad Carreta Quebrada, que ya está sacando producción de chiltoma.
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“Aquí producimos como una manzana de tierra, y sacamos chiltoma, producimos berenjena, calabacín, pepino. Ahorita que ya comenzó el invierno hay alegría porque nos vienen a favorecer bastante el invierno, en lo que es los pozos, los ríos, las plagas, es una gran bendición de Dios y gracias a Dios siempre estamos trabajando”, dijo el productor.
Él es uno de los miembros de una cooperativa en la que se han organizado los productores de este sector de Sébaco y así han podido abastecer los supermercados del país.
Organización para un mejor rendimiento
“Nos ha ayudado bastante en lo que es la comercialización, en el mercado que nosotros tenemos, con mejores precios y nos ha beneficiado bastante. Es un mercado seguro que se mantiene, no es como el mercado local que a veces los precios bajan y así es muy difícil perder”, expresó Coronado.
El proceso consiste en que los productores llevan sus frutos a la sede de la cooperativa y ahí otros miembros de la cooperativa se encargan de lavar, desinfectar y empacar para llevar lo que se produce a las bodegas de los supermercados.
“Los lavamos con cloro y ya lo empacamos en sus cajillas. Ahorita estamos procesando calabacín y asociarnos nos ha permitido que el producto no se quede regalado en el mercado local, porque el supermercado nos compra, nos paga a un precio mejor”, comentó la productora y responsable de la cooperativa, Laura Sotelo.
Esto ha dado beneficios a los productores, que se ha traducido en mejorar las condiciones de vida de las familias de estas comunidades, que desde un principio tienen comprometidas sus cosechas y por eso aseguran que la organización ha sido fundamental.
“También vendemos productos con valor agregado porque el pepino va empacado en bandejas y por unidad, el chile jalapeño lo empacamos en bandeja y eso lleva un valor agregado”, destacó Sotelo.
“Aquí se produce la planta para que el productor no vaya a otro lado a comprar, porque aquí se le vende una planta sana y segura para cosechar”, puntualizó.
Es esta una de las razones que evidencia el importante trabajo en el campo en el Valle de Sébaco, considerado el corazón productivo del país.
