El gobierno británico anunció el jueves que va a acelerar el desarrollo de nuevos tests rápidos de diagnosis del COVID-19 para poder someter a la población a pruebas "masivas" de "forma regular".
El ministerio de Sanidad anunció en un comunicado haber atribuido 500 millones de libras (665 millones de dólares, 560 millones de euros) para lograr que el país pase al "siguiente nivel" en su política de detección del coronavirus.
Prácticamente inexistentes al principio de la pandemia, el número de test en el Reino Unido se incrementó significativamente durante la primavera y el verano para alcanzar en la actualidad una capacidad de 300.000 diarios.
Sin embargo persisten las carencias. La BBC informó de que algunas personas tuvieron que viajar más de 160 kilómetros para hacerse la prueba.
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El ejecutivo de Boris Johnson, que está alentando a los británicos a que abandonen el teletrabajo y vuelvan a las oficinas para reactivar la economía en los centros urbanos, quiere examinar periódicamente a determinados sectores de la población con pruebas que den resultados más rápido.
"Ser capaces de ampliar el diagnóstico masivo con estas nuevas tecnologías es un gran paso adelante", afirmó el ministro de Sanidad, Matt Hancock, al canal Sky News.
Así, se invitará a los habitantes de Salford, en las afueras de Mánchester, a que se sometan semanalmente a nuevas pruebas de saliva.
El objetivo es "evaluar cómo hacer que los ensayos regulares sean lo más accesibles posible" antes de "extenderlos al resto del país", precisó el comunicado.
Según el ministro, las nuevas pruebas "serán rápidas, precisas y fáciles de usar (…) nos ayudarán a volver a un estilo de vida más normal".
También "seguirán ampliándose" en Hampshire, en el sur de Inglaterra, los ensayos de otro proyecto piloto que busca desarrollar un test con resultados en 20 minutos, precisó.