La fiebre chikungunya es una enfermedad para la que existe vacuna ni tratamiento específico. Un equipo internacional ha identificado la estructura atómica de una de las proteínas que usa el virus para evadir la respuesta inmune y replicarse en las células infectadas.
La investigación publicada hoy por Nature, que cuenta con la participación del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), "podría conducir al diseño de moléculas con capacidad terapéutica contra esta enfermedad, causada por la picadura del mosquito tigre.
La fiebre chikungunya se caracteriza por la aparición súbita de fiebre, generalmente acompañada de dolores articulares muy debilitantes. Síntomas que suelen desaparecer en pocos días, pero que pueden prolongarse incluso años.
Los investigadores usaron técnicas de criomicroscopía electrónica para observar con una resolución sin precedentes los detalles atómicos de la estructura de la proteína nsP1.
Varias familias virales, como el chikungunya, el dengue o el coronavirus, sitúan sus maquinarias de replicación en las membranas internas de las células infectadas para permitir la producción de ARN viral.
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La proteína nsP1
La nsP1 del chikungunya es la responsable de la invasión de estas membranas, así como del camuflaje de los genomas virales, que son confundidos con la información genética de la célula.
La molécula forma macrocomplejos de doce proteínas distribuidas en forma de poro que se unen a la membrana celular en el interior de la célula y dan acceso a los compartimentos donde los virus esconden sus genomas.
"Los poros controlan el acceso a los orgánulos de replicación viral y aseguran el etiquetado del ARN en su camino hacia el citoplasma", explica en un comunicado del CSIC el responsable del proyecto Juan Reguera, investigador del Instituto Nacional de Salud e Investigaciones Médicas de Francia.
La estructura revela con gran detalle los mecanismos de unión de las membranas, el ensamblaje de las proteínas y cómo se activa el proceso que conduce al camuflaje del ARN viral.
La nsP1 solo está activa cuando se ensambla en las membranas celulares, este mecanismo regulador le permite hacer el trabajo correcto en el lugar adecuado y "redefine los complejos de replicación del virus como verdaderos reactores capaces de procesar simultáneamente hasta doce moléculas de ARN, lo que podría explicar su alta infectividad".
Reguera indica que se podría impedir la proliferación del virus si se encuentra la manera de evitar la formación de estos complejos con pequeñas moléculas que interfieran en la unión.
Es posible, agrega, que los coronavirus "utilicen un mecanismo similar, ya que también llevan a cabo la replicación y el camuflaje de sus ARNs en orgánulos membranosos".
La determinación de la estructura de esa proteína "podría conducir al diseño de moléculas con capacidad terapéutica", al analizar los actuales medicamentos antivirales en un "contexto fisiológico más real donde la proteína está asociada en macrocomplejos a las membranas, como durante la infección". EFE