“No puedo superar esto y por eso lo comparto aquí”, lanzó Zenny Suárez en su posteo en Facebook. La mujer estaba impactada por lo que acababa de vivir en el Hospital Nacional de Itauguá, en Paraguay, donde acompaña a su mamá internada.
En un lugar completamente vacío y silencioso, comenzó a escuchar una serie de ruidos de llantos y quejas que se extendieron por 30 minutos.
La respuesta lógica es que esos sonidos seguramente provengan de algún otro paciente internado en el hospital. Pero Zenny, acompañada de Emilce, otra familiar de un pariente, aseguró haber recorrido toda la sala consultando sobre esos ruidos. Nadie había escuchado nada. Después de un largo rato caminando por los pasillos, se encontraron con una enfermera que les habló de “María Soledad”.
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“Hace 9 días estoy internada con mamá y me tocó pasar por algo que yo no creía”; describió la mujer en la publicación, que incluyó dos videos que mostraban los ruidos que escucharon en los pasillos vacíos del Hospital de Itauguá.
“Algunos dicen que es una persona quejándose de dolor, otros dicen que era un gato en celo y otros dicen que es un “Alma en pena” que deambula por el Hospital Nacional de Itauguá”; añadió Zenny.
Luego, la joven describió: “Duró como 30 minutos, era un llanto desesperante y después vino una intensa lluvia ese domingo. A las 00:00 se acabó. Fueron los 30 minutos más largos de mi vida”.
La respuesta vino de una de las enfermeras del hospital, que les habló de la leyenda que quienes trabajan en el lugar conocen hace años. “Nos dijo que esos ruidos se suelen escuchar y que viene de una alma en pena llamada María Soledad”.
El mito de María Soledad
El relato popular habla de una joven que llegó al hospital con un fuerte traumatismo en la cabeza tras haber sido atropellada por un colectivo. No tenía documentos y es por eso que las enfermeras la bautizaron como María Soledad, justamente porque siempre estuvo sola. La joven murió y su cuerpo fue trasladado a la morgue, donde nadie la reclamó.
Los vecinos cuentan que se trataba de una mujer de Brasil que en realidad se llamaba Jessica y había llegado al país de la mano de un camionero paraguayo que luego la abandonó.