Dos alumnas mexicanas del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) crearon un revolucionario bioplástico que se fabrica con piel de mango y jugo de nopal una especie de cactus. Por haber creado unas pajitas también conocidas como pitillos y popotes Itzel Paniagua y Alondra Montserrat López ganaron el primer premio del Concurso Universitario Feria de las Ciencias, la Tecnología y la Innovación.
Las dos jóvenes relataron que se inspiraron en el deseo de hacer algo por el medio ambiente y que se dieron cuenta de ello en plena oleada de videos que mostraban el daño causado por el plástico.
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Los popotes que fabrican son un poco más gruesos que los de plástico y marrones.También huelen un poco a mango, pero no afectan al sabor del líquido que se absorbe con su ayuda, destacan las jóvenes. Durante sus investigaciones, las jóvenes se dieron cuenta que las propiedades de la cáscara del mango, mezcladas con los principales componentes del almidón, crean un biopolímero resistente y flexible, que asemeja la consistencia del plástico convencional.
Las dos alumnas mexicanas planean probar el potencial comercial de estas pajitas y patentar el producto. Las de un solo uso suponen un grave problema para el medioambiente, puesto que muchísimas se usan a diario y al final acaban en la basura.
Las jóvenes declararon sentirse preocupadas al ver el impacto ambiental del plástico, ya que muchas de sus consecuencias no son visibles durante el día a día. De igual manera, descubrieron que este bioplástico tarda tan solo 6 meses en degradarse, a diferencia de los plásticos comerciales, que pueden tardar más de 100 años.
"Sentimos el deber de hacer algo por cambiar, no solo nosotras, sino indirectamente poder influir en el cambio del resto de los ciudadanos", manifestó Fernanda.
Además de su viabilidad técnica, han comprobado también que la producción de su producto podría ser 80% menor respecto a los platos de plástico y 50% menor a los de unicel, explicó Elizabeth.
.Por ejemplo, solo en la ciudad de Buenos Aires se usan dos millones de popotes al mes en cafeterías y centros comerciales, lo que equivale a tirar 1,7 toneladas de plástico. De hecho, por esta razón el Gobierno de la capital argentina prohibió la expedición de los de plástico, igual que lo hicieron varios países del mundo.