La compañía china Exdoll, con sede en la ciudad de Dalián, al noreste de ese país asiático, presentó este miércoles su último modelo de robot sexual inteligente, capaz de mantener conversaciones cortas con su usuario, encender el lavavajillas y ofrecer comodidad física.
La empresa planea empezar a comercializar los robots sexuales durante este año.
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Cada año, Exdoll produce alrededor de 5.000 muñecas personalizadas, con precios que oscilan entre los 650 y los 3.200 dólares. Se venden tanto a nivel nacional como en el extranjero. Los clientes suelen ser hombres de 20 a 60 años, pero se calcula que cerca del 10 % del total de las muñecas son compradas por mujeres.
La empresa china pretende en un futuro agregar más funciones de inteligencia artificial a sus productos, con la finalidad de obtener un robot humanoide capaz de servir a las personas, incluyendo diseños para un ama de casa inteligente, un robot educativo, otro para acompañar a los ancianos e incluso varios más con funciones como la de recepcionista o responsable de marketing.
En contexto
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Las muñecas sexuales son un hecho. Cada vez más reales e inteligentes, ganan terreno entre los hombres que buscan compañía. Detectando esta necesidad, el doctor en nanotecnología, ingeniero en electrónica y experto en computación, Sergi Santos fue el primero en idear un polémico modelo capaz de responder a estímulos precisos a través de la inteligencia artificial.
La primera robot sexual de la historia fue presentada en 2010. Roxxxy –así denominada- generó un gran impacto en aquel entonces, ya que se la definió como la representación de la evolución de las muñecas inflables o de silicona. Ésta abrió el camino de otros tantos venideros en los que se fueron corrigiendo detalles, incrementando las funciones y mejorando el aspecto.
Actualmente, el diseño desarrollado por el experto es un proyecto aún más ambicioso, ya que es capaz de sentir, excitarse y hasta alcanzar el orgasmo. “Muchas muñecas chinas presumen de lo mismo, pero se reducen a meros mecanismos con sensores en la vagina que, al ser penetradas, emiten sonidos, pero yo las compararía con esos osos de peluche a los que les aprietas una pata y dicen I love you”, explicó su creador al diario El País.