Video: Conocé al primer muñeco sexual para mujeres

En este capítulo de 'Slutever', Karley Sciortino profundiza en la creciente industria de muñecos sexuales femeninos.

Sinthetics es uno de los fabricantes de muñecos sexuales más reconocidos en su ámbito. Esta empresa familiar, propiedad de un matrimonio de Los Ángeles, debe su éxito a la lograda textura que tiene la carne y la piel de sus modelos. La host de VICE y experta en sexo Karley Sciortino les entrevista a ellos y a varias mujeres que han adquirido un muñeco sexual masculino. Todos ellos nos dan su opinión acerca del estigma que existe entre las mujeres a la hora de practicar sexo con estos muñecos.

En Contexto 

Crean muñeca sexual con inteligencia artificial

El mercado de las muñecas eróticas de tamaño y aspecto humanos tiene cierto recorrido en países como Estados Unidos y un notable éxito comercial en algunos países asiáticos como Japón. En Europa, esta industria es aún incipiente: hace apenas unas semanas abrió en Barcelona el primer “prostíbulo” de estas muñecas en el viejo continente, y terminó cerrando.

 
Sin embargo, el experto en nanotecnología catalán Sergio Santos lleva varios años trabajando en una idea con la que busca aplicar sus vastos conocimientos científicos a un producto que dé respuesta a una de las necesidades primarias de los seres humanos: el afecto. Este proyecto ya es un prototipo y se llama Samantha. Pesa unos 40 kilos, tiene los ojos verdes, una larga cabellera de color castaño y unas medidas de 90-55-90.

Samantha es suave al tacto y en el trato. Está hecha de TPE puro (elastómero termoplástico, un material relativamente nuevo en el mercado) e incorpora un microprocesador en la cabeza que funciona mediante un “algoritmo potentísimo” creado por Santos. Este sistema le permite interactuar con las personas en distintos modos: desde familiar –haciendo compañía en el sofá mientras se ve una película, por ejemplo– hasta sexual, lo que incluye la capacidad de la muñeca de “llegar al orgasmo”, asegura este científico de 38 años, “siempre que su acompañante sea capaz de estimularla” convenientemente.