Gracias al notable avance en cobertura eléctrica, Nicaragua es ahora líder en acceso a la energía en Centroamérica. Con el compromiso del Gobierno y de la mano de la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica (Enatrel), el país ha construido infraestructuras modernas, conexiones estables y generado energía de fuentes renovables.
«Gozamos del privilegio de los servicios básicos y a precio justo»; explica Katyuska Laguna Solano, una habitante del municipio de Mateare, en el departamento de Managua.
En la actualidad, 99 de cada 100 nicaragüenses cuentan con electricidad en sus hogares. Sin embargo, estos beneficios no siempre existieron. Durante los gobiernos neoliberales, muchas familias tuvieron que acostumbrarse a racionamientos de hasta 14 horas.
«No teníamos agua, porque si se iba la energía eléctrica también afectaba el agua. Teníamos también afectación en el sistema escolar, porque había mucha ausencia de nuestros niños y nuestras niñas en los centros escolares»,; recuerda Jhoana, una vecina del sector.
Nicaragua es líder en Centroamérica
En aquella época, más de 3 millones de nicaragüenses alumbraban sus noches con velas y candiles. La energía eléctrica era de las más costosas de la región y el 75 % se generaba a base combustibles fósiles.
Posteriormente, en cooperación con Cuba y Venezuela, nacieron importantes proyectos como las plantas eléctricas Hugo Chávez y Che Guevara. Estas marcaron el inicio de la transformación de Nicaragua en la matriz eléctrica de hoy, que ofrece un servicio estable y cada vez más actualizado.
La modernización incluye el aprovechamiento de áreas rurales para fuentes renovables que generen energía eólica, hidroeléctrica, geotérmica y biomasa, entre otras. Por ejemplo, en el departamento de León, en el occidente nicaragüense, la planta solar El Jaguar ha empezado a producir energía fotovoltaica.
Cuenta con un área de 39 manzanas de extensión y unos 129.000 paneles divididos en 4 bloques eléctricos, que además ha permitido el acceso al agua potable en regiones lejanas.
Un abanico de medidas, que incluyen el uso de tecnologías innovadoras y la expansión de las redes, además de una inversión de más de 4,8 millones de dólares entre 2007 y 2024, han permitido a Nicaragua llevar electricidad a los rincones más remotos de su territorio.