Esta pasada semana le tocó a Taylor Swift ser la destinataria de diversos ataques contra su imagen en las redes. Varias fotos de tipo pornográfico y manipuladas con Inteligencia Artificial recorrían Internet, ante la indignación de los fans de la artista, según informaba el medio americano TMZ.
Esto, que a priori puede parecer tan solo una broma de mal gusto, es una forma de violencia sexual y se llama pornovenganza. Un término que viene de Estados Unidos (revenge porn), pero que ha comenzado a popularizarse también en nuestro país ante la indeseada frecuencia de casos.
En este artículo repasamos un poco más sobre qué exactamente es el revenge porn y por qué afecta especialmente a las mujeres, teniendo en cuenta que, además de Taylor, otras artistas como Rosalía, Kim Kardashian, Ariana Grande o Jennifer Lawrence también lo han sufrido.
Esta pasada semana le tocó a Taylor Swift ser la destinataria de diversos ataques contra su imagen en las redes. Varias fotos de tipo pornográfico y manipuladas con Inteligencia Artificial recorrían Internet, ante la indignación de los fans de la artista, según informaba el medio americano TMZ.
Esto, que a priori puede parecer tan solo una broma de mal gusto, es una forma de violencia sexual y se llama pornovenganza. Un término que viene de Estados Unidos (revenge porn), pero que ha comenzado a popularizarse también en nuestro país ante la indeseada frecuencia de casos.
En este artículo repasamos un poco más sobre qué exactamente es el revenge porn y por qué afecta especialmente a las mujeres, teniendo en cuenta que, además de Taylor, otras artistas como Rosalía, Kim Kardashian, Ariana Grande o Jennifer Lawrence también lo han sufrido.
¿Qué significa pornovenganza?
La pornovenganza, tal y como revelan algunos estudios, es una forma de abuso sexual que implica la distribución o imágenes sexualmente explícitas, sin el consentimiento de la persona en cuestión. Es decir: utilizar el desnudo como una forma de ataque o humillación pública. Son casos que habitualmente se asocian a filtraciones realizadas por el entorno de la víctima, ya sea su ex-pareja o amigos. Sin embargo, con los múltiples -y peligrosos- usos que se le puede dar a una IA (Inteligencia Artificial) generativa, prácticamente cualquier persona puede replicar estas imágenes y difundirlas, aunque no sean reales.
Así lo vivimos ya con el caso de JC Reyes, el rapero sevillano que desató la polémica al publicar una imagen explícita de Rosalía creada con Inteligencia Artificial. «Ir a buscar clout (influencia) faltando el respeto y sexualizando a alguien es un tipo de violencia y da asco. Pero hacerlo por cuatro plays de más lo que da es una pena», sentenciaba la artista catalana, con un sentimiento que compartían miles de seguidores.
El cuerpo d una mujer n es propiedad pública, no es una mercancía xa tu estrategia d marketing. Esas fotos estaban editadas y creaste una falsa narrativa alrededor cuando ni t conozco. Existe algo llamado consentimiento y todos a los q os pareció gracioso o plausible espero de…
— R O S A L Í A (@rosalia) May 24, 2023
¿Por qué la pornovenganza afecta sobre todo a las mujeres?
Rosalía, Taylor Swift o Mia Khalifa no son las únicas mujeres conocidas que han recibido ataques a través de la difusión de contenido sexual. En Hollywood tenemos el caso de varias actrices y figuras reconocidas, incluyendo Kate Upton, Jennifer Lawrence, Kirsten Dunst, Ariana Grande, Scarlett Johanson o Kim Kardashian.
Podríamos seguir porque la lista es amplia: decenas y decenas de mujeres reconocidas han tenido que vivir en primera persona la exposición de su intimidad: desde Bella Thorne a Miley Cyrus, pasando por Iggy Azalea, Demi Lovato, Kristen Stewart o Rihanna. También es habitual que diversas páginas de contenido erótico utilicen a mujeres famosas como falso reclamo para atraer visitas, como en el caso de Karol G.
I’ve never spoken about this because I was made to feel as though I couldn’t tell my story without being derided by the general public.
I feel safe now, and I also feel the need to unload some things that have haunted me during my brief stint in the industry.
— Mia K. (@miakhalifa) June 24, 2020
Y es que, efectivamente, la pornovenganza, de la misma forma que la violencia sexual, afecta especialmente a las mujeres; la probabilidad de que estas sufran un abuso de este tipo es 20 veces mayor a la de un hombre, según los datos del National Sexual Violence Resource Center de Estados Unidos.
En el caso concreto del revenge porn, un estudio de la Universidad de Exeter basado en la línea de asistencia a los delitos de pornovenganza (Revenge Porn Helpline), al menos 3 de cada 4 víctimas de filtración de imágenes íntimas eran mujeres y 9 de cada 10 la habrían sufrido.
Si nos centramos en la situación en España respecto a la pornovenganza, cabe señalar que la cifra más reciente llega a los 400.000 casos de delitos digitales de índole sexual, siendo un 25% dirigidos a menores de edad. Aquí cabe destacar el alarmante y reciente «caso Almendralejo«, en torno a la difusión de pornografía infantil generada con IA denunciada por las madres de la víctimas de la ciudad extremeña. Las cifras de este tipo de crímenes aumentaron un 1.000% en pandemia.
La pornoveganza no es el único delito digital de tipo sexual que continúa creciendo en la red, también tenemos el llamado “extortion, o extorsión sexual», basado en el chantaje y publicación de imágenes íntimas sin consentimiento. Un fenómeno que ha aumentado con la generalización del sexting (el envío de imágenes eróticas en el contexto de una conversación de tipo sexual que se produce online). Aquí la participación de los hombres como perpetradores de estos delitos es casi 4 veces superior a la de las mujeres.