Los esfuerzos del primer ministro nipón, Shinzo Abe, de devaluar el yen desatan rumores sobre una guerra de divisas en Asia, ya que China y Corea del Sur también podrían querer debilitar sus divisas para mantener la competitividad exportadora.
El líder del partido gobernante en Corea del Sur, Kim Sung Moo, pidió la semana pasada al Gobierno que se prepare para una batalla de divisas, mientras que algunos observadores consideran que la reducción de la tasa de interés ocurrida en noviembre en China fue la primera «salva» de esta ‘guerra’, pues la medida fue tomada poco después de la caída del yen.
Sin embargo, para la revista británica ‘The Economist’ la probabilidad de que se desencadene una guerra de divisas es muy pequeña, ya que muchas empresas japonesas han desplazado en los últimos años su producción al extranjero. Hoy en día, un tercio de los bienes lo producen las empresas japonesas fuera de Japón, por lo que un yen débil ya no es un incentivo para el crecimiento de las exportaciones, según la revista.
Mientras tanto, se espera un mayor debilitamiento del yen, ya que el Banco de Japón aumenta el programa de flexibilización cuantitativa. Las exportaciones japonesas, que en octubre aumentaron en un 4,7% en comparación con el año pasado, pueden finalmente reanudar su crecimiento.
La caída del yen le ha dado un fuerte impulso a un sector importante de la economía japonesa como es el turismo. El número de turistas extranjeros en Japón aumentó en un 27% este año. El sitio web popular Taobao también ha aprovechado la situación y ofrece un millón de productos japoneses. «En el contexto de la caída del yen, podemos ofrecer a nuestros clientes más descuentos», dice Joo Chenliang, que vende productos hechos a mano en Taobao.
Si los exportadores japoneses siguen este ejemplo un yen más débil podría estimular más efectivamente la economía, pero esto también puede aumentar la presión sobre el yen, asegura ‘The Economist’.