Entrevistas recientemente desclasificadas con agentes femeninas de la CIA arrojan luz sobre las mujeres dedicadas en los años 60 y 70 al espionaje, un mundo secreto tradicionalmente reservado a los hombres.
Según publica ‘Daily Mail’ a cuatro agentes que empezaron como mecanógrafas de bajo rango y que terminaron su carrera en las delegaciones internacionales de la CIA se les preguntó acerca de lo que suponía para ellas ser una mujer que trabajaba en la CIA en la década de los 60 y de los 70.
Las fascinantes conversaciones con estas mujeres han sido ahora desclasificadas por la CIA. Pese al sexismo reinante en la época, la labor de las agentes acabó siendo de un valor incalculable para la agencia. En una de sus misiones un complot en una embajada fue frustrado precisamente después de que un enemigo divulgara secretos a una de las agentes porque la consideraba «una mujer no muy brillante».
Meredith, una de las agentes, explica que se unió a la agencia en 1979 debido a que su marido era oficial de operaciones. La mujer, que omenzó como «esposa de contrato» empleada como secretaría con bajo salario para apoyar el papel de su marido, señalaba que su buen ojo para la ropa de marca le dio una ventaja cuando se trataba de detectar a agentes extranjeros encubiertos.
«Siempre he dicho que si alguna vez escribo un libro, me gustaría empezarlo con la frase »Podría identificarlos por sus calcetines'», explicó.
Patty, otra entrevistada, describe el papel de mujeres en la década de los 70 como «esclavas de contrato», aunque coincide con Meredith en que las mujeres son mejores en la detección de otros agentes.
A menudo las espía se vieron obligadas a trabajar con los artilugios que parecían directamente sacados de una película de James Bond, como polveras adaptadas para la vigilancia o micrófonos ocultos en glamurosos vestidos de noche.