La localidad noruega de Rjukan, envuelta normalmente en la penumbra durante seis meses al año, por fin ha visto la luz en invierno gracias a un novedoso sistema de espejos solares instalado en las montañas que rodean al pueblo.
El pasado miércoles los tenues rayos de sol llegaron por primera vez a la plaza principal del pueblo en esta época del año, gracias a tres espejos de 183 metros cuadrados, situados en una montaña, según informó este miércoles el diario ‘The Guardian’.
Las familias de la localidad, muy animadas, salieron a la calle para celebrar esta gran hazaña. Algunos incluso colocaron tumbonas en la plaza principal para ver el ‘espectáculo solar’. «Antes, cuando hacía bueno, se veía el cielo azul y sabíamos que el Sol brillaba.
Pero no podíamos verlo. Era muy frustrante», dijo Karin Roe, de la oficina de turismo local. «Ahora se siente su calor».
El proyecto ilumina alrededor de 200 metros cuadrados y estará en funcionamiento entre los meses de septiembre y marzo, cuando Rjukan se queda a oscuras. Los espejos solares o heliostatos están instalados a 1.500 pies por encima de la plaza de principal. Están controlados por control remoto desde Alemania y van girando siguiendo los movimientos del Sol para capturar la luz del astro rey.
El plan para iluminar esta localidad fue concebido hace 100 años por el empresario noruego Sam Eyde, que construyó la ciudad de Telemark -a la que pertenece Rjukan- para alojar a los trabajadores de una central hidroeléctrica que se encontraba a los pies de una cascada cercana.
El famoso ingeniero nunca vio a su plan hecho realidad, pero su planta y la ciudad que fundó, se han convertido en uno de los lugares más conocidos de Noruega.