El Comité de Investigación de Rusia ha obtenido pruebas de la utilización de armas prohibidas contra civiles en el sureste de Ucrania. Queman sus víctimas hasta las vísceras, lo cual provoca terribles sufrimientos.
«De acuerdo con el análisis forense químico, las muestras de suelo proporcionadas a los investigadores rusos por los testigos, refugiados ucranianos, contienen restos de quema de aceite incendiario H-17, un componente de las minas y las bombas aéreas. Las muestras fueron tomadas tras el bombardeo de la aldea Semiónovka, en la provincia de Donetsk», dice un comunicado del Comité de Investigación de Rusia.
En realidad se trata de una versión avanzada y más mortal de los proyectiles incendiarios que anteriormente se llenaban de fósforo blanco.
Las victimas están experimentando sufrimientos terribles, y a menudo están condenadas a una muerte dolorosa
«Este compuesto quema a una persona hasta las vísceras y es casi imposible de extinguir. Por lo tanto, las victimas experimentan un sufrimiento terrible y a menudo están condenadas a una muerte dolorosa, por no mencionar el fuerte ‘shock’ psicológico. Al mismo tiempo, es extremadamente difícil ayudar a las víctimas en esta situación, ya que se requiere un tratamiento especializado», explican los investigadores rusos.
Recuerdan que el uso de H-17 es contrario al derecho internacional, en particular a la Convención de Ginebra y la Convención Internacional de la ONU.
El portavoz del Comité de Investigación, Vladímir Markin, subrayó a RIA Novosti que las bombas incendiarias, parecidas a las bombas de fósforo, se emplearon deliberadamente contra la población civil del este de Ucrania, puesto que en la zona bombardeada no había instalaciones militares.
Actualmente, los investigadores rusos están tratando de determinar quién está implicado en este crimen para posteriormente entregar las pruebas a tribunales internacionales competentes, como Rusia ya hizo para investigar los delitos cometidos por las tropas georgianas en Osetia del Sur.