El cadáver del niño guatemalteco Gilberto Francisco Ramos Juárez, de 15 años, quien murió en el desierto de Texas en su intento por reecontrarse con su familia en Estados Unidos, fue repatriado a su país la mañana de este sabado.
Los restos del menor llegaron al aeropuerto internacional La Aurora, en el sur de Ciudad de Guatemala, y fueron recibidos por Francisco Ramos, padre del menor, quien viajó unas seis horas desde el departamento occidental de Huehuetenango, fronterizo con México.
Vestido completamente de negro y cubriendo su cabeza con un sombrero del mismo color, Ramos, de 48 años, recibió el cadáver de su hijo, quien fue localizado sin vida en junio pasado en el desierto de Texas en medio de una migración masiva de niños sin acompañantes. «Estoy preocupado, estoy triste», dijo brevemente a periodistas Ramos quien portaba un bolso de lana negra, roja y blanca con las palabras «Guatemalaa» y diseños indígenas de aves.
El menor era originario de la aldea San José Las Flores, Chiantla, del occidental departamento de Huehuetenango. «El caso de Ramos Juárez es uno de tantos de niños y adolescentes centroamericanos que deciden viajar solos hacia la unión americana, por lo que el gobierno de Guatemala ha iniciado una campaña para evitar las migraciones ilegales de menores» ante el riesgo que corren en la travesía.