Cada familia siria ha sido tocada por el drama de la guerra, según ha podido constatar el periodista de RT Mauricio Ampuero, que acaba de regresar de Siria.El periodista cuenta que en el día a día los civiles sirios escuchan el sonido de la guerra y sienten la amenaza permanente de estos combates, lo que ha afectado a la dimensión psicológica de la sociedad siria.
«Todo esto se logra palpar en un ambiente un poco paradójico, porque tratan de convivir, de seguir luchando en el día a día continuando con sus actividades habituales, pero en el ambiente siempre presente de la guerra», dice el periodista, que cuenta cómo sus horarios de trabajo son más reducidos, y que la mayoría vuelve luego a casa en lugar de realizar otras actividades.
Ampuero reitera que un país tradicionalmente agrícola se ha transformado ahora en un campo de combates. «Es frecuente escuchar en Damasco que en cada familia hay una víctima de la guerra: por la muerte, por los secuestros y también por los refugiados que ya se cuentan por millones», dice.
Según él, son muchas las personas que tienen presente esta sensación de guerra, porque parece que «temen, sienten vergüenza de reír o, por ejemplo, en situaciones tan cotidianas, como celebrar un gol en un partido de fútbol, ellos ya no gritan». Al contrario, hace dos años -dice- cuando ya había comenzado este conflicto, sí que celebraban, si expresaban su sentir interno, pero hoy no logran hacerlo.
«Es que a cada momento las bombas, los periódicos, las noticias, las muertes, los coches bombas… Son muchos los factores que les recuerdan que la guerra está presente», comenta.
Además de verse afectados a nivel colectivo, los sirios están afectados a nivel familiar, dice el periodista. «Hay muchos padres que están cuestionándose cómo seguir luchando por la educación de sus hijos y también muchos niños que intentan no transformarse en una generación perdida, aunque son conscientes de que tienen pocas opciones», dice.
A juicio de Mauricio, los sirios son muy patriotas y se enfrentan a un gran desafío: «abandonar su país o vivir en él bajo la amenaza de muerte o de la destrucción de sus hogares».