El enfriamiento en las relaciones entre EE.UU. y Arabia Saudita, que hasta el momento han sido férreos aliados geopolíticos, podría ayudar a la resolución del conflicto en Siria, según aseguran algunos expertos.
"Si Arabia Saudita empeorara o dañara su relación político-económica con EE.UU., esto permitiría, al menos desde mi punto de vista, el que se pudiera llegar a una solución negociada del conflicto sirio mucho más rápido y que el camino a recorrer contara con menos impedimentos de los que se han tenido hasta este momento", asegura el analista político Juan José Gutiérrez, en declaraciones a RT.
Arabia Saudita es uno de los países más interesados en la caída del régimen de Bashar al Assad y hay también quienes creen que la monarquía del Golfo provocó el ataque químico en Siria al ver que su financiación a los rebeldes no ayuda a derrocar al Gobierno.
Los rumores sobre el deterioro en las relaciones entre Riad y Washington cobraron fuerza después de que el príncipe Bandar bin Sultan, jefe de la inteligencia de Arabia Saudita, asegurara que su país hará un "gran cambio" en las relaciones con EE.UU. en protesta por la falta de acción percibida ante la guerra en Siria y su posición con respecto a Irán.
Las consecuencias de este alejamiento no son meramente políticas. No hay que olvidar que el reino saudita es el segundo exportador de crudo para el país norteamericano, con aproximadamente un millón de barriles de petróleo al día.
En el plano armamentístico, el Pentágono arriesga un contrato con Riad de casi 7.000 millones de dólares. Además, la lucha antiterrorista empujó a Washington a mantener una base secreta de 'drones' en el territorio saudí, cuya existencia se filtró a los medios el pasado mes de febrero.