El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, anunció este lunes que su gobierno habilitó sedes policiales y batallones como cárceles para aliviar la saturación de las prisiones provocada por el aumento de detenidos.
«Tenemos en la sede de ‘los Cobras’ (en la capital) instalaciones de primer orden de alta seguridad para los (reos) más peligrosos y ciertas unidades militares han sido declaradas como centros penales», afirmó el mandatario en una entrevista a la estación local RHN. Aseguró que en los cien días de su gobierno, que empezó el 27 de enero, «han sido detenidos más de 1.200 criminales», por lo cual se está buscado espacio en esas sedes policiales y militares para los más peligrosos.
En la entrevista, el mandatario resaltó los esfuerzos que está haciendo su gobierno para el combate de la criminalidad, como una operación en la que se produjo un tiroteo el sábado en la ciudad de San Pedro Sula, 240 km al norte de la capital.
En la operación ejecutada por la Policía Militar de Orden Público (PMOP), creada por el gobernante, murieron tres pandilleros y tres agentes resultaron baleados.
Hernández aseguró que los pandilleros tenían fusiles AK-47, AR-15, granadas y otras armas, lo que demuestra la fuerza que ha alcanzado la delincuencia en su país.
Por la criminalidad del narcotráfico y las pandillas, Honduras saltó al primer lugar de homicidios en el mundo, 79 por cada 100.000 habitantes en el 2013, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional.
En las cárceles se han registrado verdaderas tragedias, como la de febrero de 2012 cuando murieron incinerados 161 presos y una mujer visitante en la Penitenciaría de Comayagua, 90 km al norte de la capital.
Pero antes se habían registrado también otras muertes masivas, 68 en el Porvenir, 400 km al noreste de la capital, y 107 en la ciudad norteña de San Pedro Sula.
TEGUCIGALPA, (AFP)