‘Las gotas de eternidad’ son las gotas de brea que caen desde un embudo instalado en la Universidad de Queensland, Australia. Pero lo hacen tan lentamente que el experimento se ha convertido en el más largo de la historia.
El experimento empezó en el año 1927 por el físico Thomas Parnell, que quería demostrar que hay líquidos con una consistencia tan viscosa que aparentan un estado sólido. Para ello colocó un poco de brea (un líquido altamente viscoso, los más comunes de ellos son bitúmenes) en un embudo, lo dejó reposar durante tres años y en 1930 le cortó el cuello al embudo. Y entonces empezó la gran espera: la sustancia fluye tan lentamente que en 84 años han caído solo nueve gotas. Así, la primera gota cayó tras pasar 8 años, o sea, en 1938. Las siguientes gotas cayeron en los años 1947, 1954, 1962, 1970, 1979, 1988, 2000 y, de momento, la última en abril de 2014.
Como puede observarse, las gotas caen en promedio cada 8-9 años, pero la última se retrasó bastante. La parte inferior de la novena gota ya ha asomado por el embudo y ahora están esperado su separación definitiva. El proceso es vigilado por una cámara, incluso los curiosos pueden observarlo en tiempo real en una página web especial. En 2000 los científicos querían filmar la caída también, pero se cortó la luz en la universidad durante 20 minutos, y fue precisamente en ese momento cuando la gota se separó.
El experimento se registró en el Libro Guinness de los Récords por ser el más largo de la historia. Es más, en 2005 los autores del experimento ganaron por ello el premio Ig Nobel, una parodia estadounidense del Premio Nobel que se entrega a los descubrimientos más absurdos y curiosos del mundo.
Se cree que la cantidad de brea que aún queda en el embudo va a bastar, por lo menos, para 100 años más del experimento.