EE.UU. utiliza activamente las comunicaciones telefónicas a fin de llevar a cabo actividades subversivas contra Cuba utilizando, a su vez, empresas ficticias, según afirma el diario cubano ‘Juventud Rebelde’.
En los últimos meses muchos usuarios de teléfonos móviles en la isla se han visto inundados de mensajes de texto que piden llamar con urgencia a un número en el extranjero o incitan a escuchar una grabación «muy importante» ubicada en un buzón de voz. Sin embargo, en lugar de oír el timbre, lo que escuchan es «un audio subversivo».
El diario ‘Juventud Rebelde’ afirma que este ‘modus operandi’, que muchas veces es utilizada en campañas comerciales ilegales por empresas internacionales, es «parte de los programas del Gobierno de Estados Unidos y las diversas agencias subordinadas a este» con el fin de «subvertir el orden constitucional cubano, sembrar confusión, descontento y, a la vez, provocar daños económicos importantes en la telefonía».
Internet, ¿otra arma de EE.UU. contra Cuba?
‘Juventud Rebelde’ señala que, por ejemplo, los proyectos ‘Háblalo sin Miedo’, ‘YaCubaTwittea’ o el mismo ZunZuneo, cuya información pública dice aparece ampliamente promocionada en Internet por la prensa abiertamente hostil a Cuba, pretenden «subvertir el orden social escogido por la mayoría del pueblo cubano».
«El proyecto ‘Háblalo sin miedo’ es muy similar al servicio ‘Speak2tweet’, empleado durante las manifestaciones en Egipto, y se usa para que supuestos ‘periodistas independientes’ y otros al servicio de Estados Unidos dejen mensajes subversivos […] como si fueran la verdadera opinión de los cubanos», reza parte de la publicación.
Según sostiene ‘Juventud Rebelde’, el uso de organizaciones de fachada para las operaciones encubiertas contra Cuba utilizando las nuevas tecnologías no solo ha involucrado a la Agencia Estadounidense para la Ayuda al Desarrollo (Usaid) o a la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), sino que también participan otras instituciones norteamericanas «como el Instituto Republicano Internacional (IRI), creado en 1983 durante el Gobierno de Ronald Reagan, que desde hace años ha servido para canalizar fondos hacia la Usaid y subcontratistas».