Cuatro nuevos embajadores, elegidos casualmente entre los empresarios que ayudaron con fondos a la reelección de Barack Obama, tienen una idea bastante confusa de los países en los que tendrán que representar los intereses de EE.UU.
No saber nada de la realidad política, historia o geografía de un país, así como no tener la carrera diplomática no parece supone ningún obstáculo a la hora de ser nombrado embajador de EE.UU.
La práctica de premiar con puestos de embajador a quienes ayudan en la campaña electoral no es nueva en EE.UU. Si bien este índice no supera el 30% de todos los nombramientos en el área diplomática, durante el segundo mandato de Obama esta cifra ascendió al 53%, recuerda el rotativo ‘Abc’, lo que podría cuestionar la profesionalidad de los futuros representantes del país.
Así, Colleen Bell, la nueva embajadora en Hungría, exproductora de la serie ‘La belleza y el poder’, que destinó unos 800.000 dólares para la reelección de Obama, apenas pudo formular los intereses estratégicos de EE.UU. en este país europeo.
El candidato para embajador de EE.UU. en Noruega, el empresario George Tsunis, que donó medio millón de dólares para apoyar la candidatura de Obama, también tendrá que ampliar sus conocimientos sobre el país escandinavo. En su discurso ante el Senado durante la aprobación de su candidatura calificó a uno de los partidos de la coalición gobernante, el Partido del Progreso, de extremista y marginal.
El empresario Noah Mamet, candidato para encabezar la embajada de Argentina, ha sido uno de los principales recaudores de las últimas reelecciones y figura como aportante de 1,3 millones de dólares. Al comparecer ante la comisión del Senado, el empresario californiano, que juega al golf con Barack Obama al menos tres veces al mes, admitió que no habla español, que nunca estuvo en el país y que no sabe mucho de Argentina.
Robert C. Barber, asignado como embajador en Islandia, tampoco mostró profundos conocimientos sobre este país, confesando ante el Senado que nunca había estado en la isla y que no sabe mucho del país norteño. En 2012 Barber donó 1,6 millones de dólares para la campaña presidencial de aquel año.
«No tengo más preguntas para este grupo de nominados de increíblemente alta cualificación», comentó sarcástico el senador John McCain en una audiencia del Senado para la autorización de futuros altos representantes de EE.UU. en el extranjero.