El papa afirmó, tras la oleada de nuevos escándalos, que la maquinaria burocrática de la Iglesia católica necesita dolorosas y prolongadas acciones de limpieza.
Desde noviembre, el conocido como caso Vatileaks 2 puso de manifiesto la mala gestión financiera, la codicia y la resistencia a las reformas de la administración del Vaticano.
Mientras tanto, expertos en la lucha contra el lavado de dinero del Consejo de Europa afirmaron que el Vaticano estaba fallando en la lucha contra los delitos financieros.
En el discurso prenavideño dirigido a los máximos representantes de la curia romana y de la administración vaticana, el Papa argentino afirmó que las enfermedades administrativas requerían de prevención, vigilancia, atención y, por desgracia, de dolorosas y prolongadas intervenciones en algunos casos, como resultó evidente durante el transcurso del año pasado.
Francisco afirmó que ésto había causado no poco dolor a todo el cuerpo de la Iglesia y que los escándalos habían herido muchas almas.
El pontífice se comprometió a mantener los esfuerzos reformistas con determinación, claridad y firme determinación.
El Santo Padre, que se mostró cansado en eventos públicos recientes y tiene por delante una agotadora agenda navideña, se disculpó por dar el discurso sentado ya que dijo estaba enfermo de gripe.
El Cardenal Tarcisio Bertone, uno de los protagonistas del escándalo del Vatileaks 2 y que aceptó devolver 150 mil euros a un hospital para niños que habían sido utilizados para financiar la reforma de su casa, estaba entre el público.