Científicos nazis fueron contratados por EE.UU. para realizar pruebas de drogas como el LSD entre otras técnicas de interrogatorio de los espías soviéticos capturados durante la guerra fría, según una periodista estadounidense.
El libro de Annie Jacobsen ‘Operación Paperclip: el programa secreto de inteligencia que llevó a los científicos nazis a América’, publicado esta semana, describe el programa de inteligencia de EE.UU. durante la guerra fría que llevó a más de 1.600 científicos alemanes al país norteamericano en virtud de contratos militares secretos, informa el periódico israelí ‘Haarez’.
De acuerdo con Jacobsen, los 21 nazis contratados por EE.UU. examinados en el libro, uno de los cuales es Walter Schreiber, ex cirujano general del Tercer Reich que se convirtió en el jefe médico del Camp King, una instalación clandestina de EE.UU. en la zona americana de la Alemania ocupada, trabajaron codo con codo con Adolf Hitler, Heinrich Himmler y Hermann Göring durante la Segunda Guerra Mundial.
Como parte de la Operación Paperclip, al menos dos espías soviéticos capturados entre el 4 y el 18 de junio de 1952 en Alemania por una red de espionaje de la CIA fueron sometidos al programa Artichoke (Alcachofa), que estudiaba, entre otros métodos, la hipnosis, forzada por la adicción al LSD y otras sustancias químicas, para producir amnesia y otros estados vulnerables en el sujeto.
«El plan para el que se desarrollaba el programa de interrogatorios estaba muy claro: drogar a los espías, interrogarles y causarles amnesia para hacerles olvidar», escribe Jacobsen.
Luego, en 1978, el administrador de Artichoke, Richard Helms, que después fue director de la CIA, admitió en una entrevista al periodista David Frost que EE.UU. es responsable de llevar a cabo estas pruebas con LSD.
Según escribe la periodista en su libro, en aquel momento la CIA creía que los soviéticos estaban desarrollando programas de control mental supuestamente destinados a hacer hablar a los espías capturados.
«Sentimos que era nuestra responsabilidad no quedarnos atrás con respecto a los rusos o los chinos en este campo, y la única manera era probar cosas como el LSD y otras drogas que se podrían utilizar para controlar el comportamiento humano», confesó Helms.