Las fuerzas de seguridad de Brasil están infiltrando grupos radicales, interceptando emails y vigilando las redes sociales para intentar evitar que protestas violentas contra el gobierno arruinen este año el Mundial, dijeron funcionarios a Reuters.
Manifestaciones recientes fueron mucho menores que las que estremecieron el año pasado al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y contribuyeron a frenar la economía de Brasil. Y aún así resultaron en destrucción de agencias bancarias y tiendas, paralizando parte de las grandes ciudades cuando manifestantes radicales, generalmente encapuchados y autodenominados «Black Blocs», chocaron con la policía.
SAO PAULO (Reuters)