Un campesino brasileño y un historiador revelan detalles del caso de una granja nazi cerca de São Paulo donde decenas de niños fueron víctimas de maltratos antes de la Segunda Guerra Mundial. Conozca la escalofriante historia que oculta ese rancho.
La granja Cruzeiro do Sul se encuentra a 160 kilómetros de São Paulo y en ella trabajó Jose Ricardo Rosa Maciel. Este campesino halló en el rancho fotografías y ladrillos con esvásticas y decidió indagar en el caso con la intención de aclarar qué ocurrió allí en la década de los años 30, fecha de una de las imágenes con símbolos nazis que descubrió en el lugar, relató la cadena británica BBC.
Con la colaboración del historiador Sidney Aguilar Filho, Maciel logró destapar la desgarradora historia que ocultaba la granja nazi. Según señala la cadena, descubrieron que el rancho perteneció a una familia de empresarios brasileños y fue empleado como un campo de trabajo de niños que habían sido abandonados.
Varios miembros de la familia Rocha Miranda, explicó Filho, formaban parte de Acao Integralista Brasileira, una organización de extrema derecha simpatizante de los nazis.
50 niños, de alrededor de 10 años de edad, fueron recogidos de un orfanato de Río de Janeiro «Encontré la historia de 50 niños, de alrededor de 10 años de edad, que fueron recogidos de un orfanato de Río de Janeiro. Llegaron en tres oleadas; la primera, de 10 niños, llegó en 1933».
Uno de los primeros huérfanos que trabajó en la granja fue Aloysio da Silva.
«Nos prometieron hasta la Luna. Nos dijeron que jugaríamos al fútbol, que iríamos a montar a caballo, pero era todo un engaño», recordó Da Silva, que ahora tiene 90 años.
Los pequeños, a los cuales la familia no llamaba por su nombre, sino por números, fueron sometidos sistemáticamente a maltratos.
Tenían fotografías de Hitler y estábamos obligados a saludar cuando pasábamos «Tenían fotografías de Hitler y estábamos obligados a saludar cuando pasábamos. Yo no entendía nada», añadió el anciano, al que le fue asignado el número 23.
Argemiro dos Santos, de 89 años, fue otro de aquellos huérfanos. Según relató, a la familia «no les gustaba la gente negra». «Había varios castigos que se imponían con regularidad, desde no alimentarnos hasta golpearnos», lamentó.
Algunos miembros de la familia Rocha Miranda declaran que sus antepasados no trataron como esclavos a los niños y aseguran además que dejaron de apoyar a los nazis mucho antes de la Segunda Guerra Mundial.