Mientras el asesino de 26 años disparaba a sus víctimas dentro de un salón de clases, perdonó a un estudiante y le dio un paquete para entregarlo a las autoridades, de acuerdo con la abuela de una alumna que atestiguó la matanza en Oregon.
El agresor armado, Christopher Sean Harper-Mercer, se suicidó más tarde cuando llegaba la policía, indicó el jefe de la policía condado Douglas, John Hanlin.
Janet Willis dijo que su nieta, Anastasia Boylan, fue herida en el ataque del jueves y fingió estar muerta mientras Harper-Mercer seguía disparando, un incidente que cobró la vida de ocho estudiantes y un maestro.
Willis comentó que visitó a su nieta de 18 años en un hospital de Eugene, donde entre sollozos le relató: «‘¡Abuela, él mató a mi maestro! ¡Él mató a mi maestro! ¡Yo lo vi!»’.
Boylan también contó que el agresor le dijo a un estudiante de la clase de redacción que se quedara de pie en una esquina, le dio un paquete y le instruyó entregarlo a las autoridades, relató Willis.
Las autoridades no han revelado si tienen dicho paquete, pero un funcionario policial dijo el sábado que han obtenido un manifiesto de varias páginas. El oficial no reveló los contenidos del documento, pero lo describió como un esfuerzo por dejar un mensaje a las fuerzas del orden.
El funcionario en cuestión está familiarizado con la investigación pero no está autorizado a revelar información y habló en condición del anonimato. El funcionario agregó que el documento fue dejado el jueves en la escena del crimen, pero no especificó cómo fue que las autoridades lo obtuvieron.
Boylan, estudiante de primer año en el colegio comunitario Umpqua, también le dijo a su abuela que el agresor les preguntó a los presentes sobre sus creencias religiosas.
«Si eran cristianos, él les disparaba en la cabeza», expresó Willis el viernes por la noche, citando lo relatado por su nieta.
Sin embargo, reportes opuestos surgieron sobre las palabras de Harper-Mercer al disparar a sus víctimas.
Stephanie Salas, madre de Rand McGowan, otro alumno que sobrevivió, dijo que su hijo le contó que el asesino preguntó a sus víctimas si eran religiosos, pero que no se enfocó específicamente en los cristianos.
ROSEBURG, Oregon, EE.UU. (AP)