El número de países que poseen componentes para confeccionar una bomba atómica se redujo en una cuarta parte en los últimos dos años. Pero quienes aún cuentan con estos recursos representan un peligro creciente por la fragilidad de su seguridad.
A estas conclusiones han llegado los autores de un reporte de la ONG estadounidense ‘Nuclear Threat Initiative’ (Iniciativa de Amenaza Nuclear).
Hace dos años 32 países tenían a su disposición más de un kilogramo de uranio altamente enriquecido u otros materiales utilizables para desarrollar, a partir de ellos, una carga nuclear. Ahora son 25. Austria, Hungría, México, Suecia, Ucrania, Vietnam y la República Checa eliminaron o retiraron de sus territorios todas o la mayor parte de esas existencias.
«Esto es una gran cosa», comentó la vicedirectora del programa de seguridad de materiales nucleares de la organización, Page Stoutland. «Deshacerse de esos materiales significa que en otro país más no se podrá robar material potencialmente utilizable para la fabricación de este tipo de armas».
Entre los 25 países con materiales nucleares utilizables para confeccionar armas, el estudio clasificó a Australia como el país con las mejores medidas de seguridad en materia nuclear (y eso que en diciembre pasado el país informó del vertido de un millón de litros de un líquido radioactivo que contenía uranio). Le siguen en la lista Canadá, Suiza, Alemania y Noruega. Estados Unidos se encuentra en la undécima línea del ‘ránking’. Las peores condiciones en el almacenamiento de dichos materiales las presenta Israel, seguido por Pakistán y la India.
Para hacer estas estimaciones los expertos tuvieron en consideración factores como métodos del inventario, vigilancia física y seguridad en el transporte.
El informe indica que una significativa parte de estos materiales se aseguran mal y es vulnerable al robo o la venta en el mercado negro. Sus autores recuerdan que para construir una bomba se requiere contar con unas cantidades relativamente pequeñas de uranio altamente enriquecido o plutonio. Y esta es una ambición declarada por varios grupos terroristas como Al Qaeda.