Una mujer francesa acusada de matar a ocho de sus hijos recién nacidos a lo largo de más de una década fue sentenciada el jueves a nueve años de cárcel tras un dramático juicio.
Luego de deliberar algunas horas en la ciudad norteña de Douai, el jurado presentó su veredicto, el cual fue de la mitad del periodo de 18 años de cárcel que los fiscales habían solicitado para Dominique Cottrez, una mujer casada de 51 años.
En el peor caso de infanticidio en la historia moderna de Francia, el jurado decidió que el buen juicio de Cottrez estaba afectado en el momento de los homicidios. La declararon culpable de siete cargos de asesinato premeditado y un cargo de asesinato no premeditado por el primer bebé que mató en 1989. El último fue muerto en 2000.
"Ella expresó su satisfacción, el alivio de ser escuchada por primera vez, de ser comprendida por primera vez, de la posibilidad de recibir ayuda", dijo su abogado, Franck Berton.
El nuevo propietario de la casa de Cottrez, en un poblado del norte de Francia, encontró un cadáver, llamó a la policía y descubrió un segundo bebé enterrado en el jardín. Luego la mujer reveló que había ocultado otros cuerpos en la cochera, pero dijo que no sabía cuántos.
Durante más de cuatro años, Cottrez convenció a los investigadores de la policía, expertos psiquiátricos, el juez y a los abogados de una historia falsa: que su padre la había violado cuando niña y que estuvo involucrada con él en una larga relación incestuosa incluso después de que se casó. En el tribunal dijo en un principio que mató a sus bebés porque temía que fueran producto de dicho incesto.
Sin embargo, el lunes confesó en la corte que su padre no la había violado, señalaron sus abogados. Él murió en 2007.
La obesidad de Cottrez le sirvió para ocultar los embarazos, que aparentemente les pasaron inadvertidos a su esposo, sus hijos, los vecinos e incluso los médicos en un hospital cercano.