Rusia no ha recibido de sus colegas occidentales ningún argumento en contra de la implicación de los rebeldes sirios en los ataques químicos cerca de Alepo. Así lo manifestó el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vitali Churkin.
Las declaraciones del diplomático ruso se han producido después de una sesión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad sobre los ataques con armas químicas en un suburbio de Alepo confirmados por los inspectores de la ONU. «A mi juicio, la discusión mostró con claridad que no hay argumentos contra la versión que hemos presentado nosotros a partir de toda la información que logramos reunir y analizar», dijo el diplomático, precisando que los colegas occidentales «prácticamente no se opusieron».
Es más, Vitali Churkin subrayó que durante la discusión en la Asamblea General de la ONU el viernes pasado, el representante permanente de Francia, Gerard Aro, insistía en que era mejor no mencionar la participación de una u otra parte en los ataques químicos.
«Por supuesto, todo esto es muy extraño porque cuando había acusaciones contra el Gobierno sirio, nuestros colegas occidentales hacían hincapié precisamente en quiénes usaron las armas químicas», dijo.
El 19 de marzo el Gobierno sirio pidió que se investigara el ataque químico en un suburbio de Alepo. Churkin recordó que EE.UU., Reino Unido y Francia trataron de impedir que se conociera la verdad. «Es decir cuando los colegas occidentales no hablan con claridad, esto indica que tienen una conciencia sucia», dijo el representante ruso ante la ONU.
Además declaró a los periodistas que las pruebas de Washington sobre la presunta implicación de Damasco en los ataques químicos «no son convincentes», y lamentó que EE.UU. no quiera aclarar su posición con más detalles.
«Nuestras peticiones de que presenten información adicional que pruebe la implicación del Gobierno sirio en el uso de las armas químicas fueron ignoradas por Washington», dijo.
El diplomático ruso volvió a expresar la seguridad de que el incidente del 21 de agosto en un suburbio de Damasco fue «una provocación a gran escala por parte de los rebeldes», con el fin de desencadenar una intervención militar extranjera con la que amenazó EE.UU. en varias ocasiones.
El analista internacional Sergio Rodríguez Gelfenstein comentó a RT que la acusación al Gobierno sirio por parte de Occidente sobre el uso de armas químicas «estaba basada en una información no fidedigna». «Incluso hay que recordar que el Gobierno ruso manifestó estar dispuesto a aportar pruebas que demostraran que el Ejército sirio no utilizó armas químicas». Según el analista, la acusación tan rápida de Occidente tenía el fin de «iniciar una intervención armada extranjera».