El director de la Agencia de Seguridad Nacional imploró a los legisladores este miércoles en Washington que continúen los polémicos programas de vigilancia de la NSA porque son necesarios debido a las nuevas amenazas contra la seguridad de EE.UU.
Keith Alexander, el general de cuatro estrellas que maneja el timón tanto de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) como del Cibercomando de EE.UU., admitió durante una audiencia de la tarde ante el Comité Judicial del Senado que la comunidad de inteligencia estadounidense no sabe cómo investigar eficazmente las posibles amenazas terroristas sin las herramientas que les proporcionan la Ley Patriota y la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés). Por lo tanto, el director de la agencia trató de convencer a los funcionarios que autoricen la continuación de actividades de espionaje.
Los documentos de alto secreto de la NSA filtrados a los medios de comunicación por el excontratista de la CIA Edward Snowden a lo largo del 2013 han planteado numerosas preguntas acerca de las herramientas y técnicas de la agencia norteamericana y sus consiguientes impactos en la privacidad de los ciudadanos estadounidenses. A pesar de la creciente oposición al respecto, el general Alexander defendió estas prácticas y dijo que abandonarlas podría deteriorar gravemente la seguridad nacional de EE.UU.
Bajo la Sección 215 de la Ley Patriota y la Sección 702 de la FISA, a la NSA se le permite recoger los registros relativos a las llamadas telefónicas de los estadounidenses y a los hábitos de Internet de extranjeros sospechosos. Los críticos de estas actividades creen que los poderes de la NSA son demasiado amplios. Sin embargo, según el director de la NSA, a día de hoy no existe ninguna alternativa viable que pueda reemplazar estas polémicas actividades. El general afirmó que las competencias ofrecidas a la NSA en los años posteriores a los ataques terroristas del 11-S habrían permitido a la agencia evitar el atentado si estas normas hubieran estado en vigor entonces.
Cabe mencionar que las declaraciones de la NSA de que los programas de espionaje contribuyeron a frustrar decenas de complots terroristas resultaron ser inexactas. De hecho, el propio general Alexander dijo a principios de este año que las disposiciones de la Ley Patriota y la FISA ayudaron a evitar 54 ataques terroristas; sin embargo, más tarde admitió que había exagerado. Este miércoles el director de la NSA de nuevo reconoció que había «un solo caso» en el que los metadatos conseguidos al amparo de la Sección 215 ayudaron a los investigadores.
No obstante, recordando la creciente tensión en Oriente Medio, Alexander dijo que los programas de espionaje no pueden prohibirse ahora, porque desconoce otras vías para proteger adecuadamente las libertades civiles de millones de estadounidenses.