Los maestros de El Salvador temen por sus vidas. Más de 1,200 han solicitado el traslado de los centros educativos donde trabajan debido a que han recibido amenazas de muerte y están siendo extorsionados por miembros de grupos criminales.
Entre 30 a 50 dólares mensuales son las sumas que las pandillas piden a los educadores. En épocas de festividad, esa cifra puede ascender a 200 o 300 dólares.
Muchos de los niños que asisten a las escuelas son hijos de pandilleros, hecho que potencia la intimidación hacia los educadores cuando estos se resisten a regalarles notas a hijos de pandilleros o por impedir que se cometan ilícitos en las aulas como la venta de droga o el reclutamiento de menores.