Se prevé que el próximo año, 22 nuevos misiles balísticos intercontinentales con base en tierra se incorporen a las Fuerzas Armadas rusas, según afirmó el presidente Vladímir Putin en una reunión con las empresas de defensa más grandes del país.
El mandatario destacó que los sistemas de defensa antimisiles están mejorando constantemente y los desarrolladores de misiles tienen que tenerlo en cuenta.
«A finales de octubre de este año se llevó a cabo la inspección sorpresa de las Fuerzas de Misiles Estratégicos, que mostró que las tropas mantienen un alto nivel de preparación», dijo Putin, citado por el portal ruso Vesti, y recordó que desde los polígonos ubicados en diferentes regiones del país se realizaron dos lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales que alcanzaron con éxito sus objetivos en la península de Kamchatka en el tiempo establecido.
Aunque estos misiles que ya están en servicio por más de 20 años todavía son absolutamente fiables, el presidente indicó que hay que equipar a las Tropas rusas de Misiles de Designación Estratégica con tecnologías de nueva generación.
Los misiles Tópol-M, con una ojiva termonuclear, ahora representan la base de las fuerzas rusas de disuasión nuclear, pero van a ser reemplazados gradualmente por misiles más nuevos y avanzados de tipo Yars. Varios regimientos ya están armados con ellos.
«Este año, dos regimientos de misiles fueron armados con nuevos complejos de misiles, y el próximo año se planea aumentar el arsenal de las Fuerzas de Misiles Estratégicos con otros 22 misiles balísticos intercontinentales con base en tierra. Tenemos la intención de seguir desarrollando de manera prioritaria el componente principal de las fuerzas nucleares estratégicas, que no solo deben ser potentes, sino también modernas en cuanto a sus capacidades para superar cualquier sistema de defensa antimisiles», señaló el mandatario ruso.
El principal parámetro para los misiles intercontinentales ya no será la potencia de carga, sino la capacidad de superar los sistemas más sofisticados de defensa antimisiles capaces de detectar y derribar uno de cada dos objetivos. El nuevo armamento se está fabricando con el uso de revestimientos antiradares, así como con la ayuda de una gran variedad de tecnologías secretas.