En una entrevista concedida a Free Speech Radio News, el profesor Noam Chomsky analiza los cambios en el modelo de propaganda de EE.UU. 25 años después de la publicación de su libro ‘Manufacturing Consent’ (‘Fabricando el consentimiento’).
«EE.UU. es hoy un país aterrorizado», afirma Chomsky durante la entrevista. Un país que, en su opinión, fabrica sus propios peligros y enemigos para crear un estado psicológico de miedo generalizado, un miedo prefabricado.
Para ello, señala Chomsky, EE.UU. se ha servido de una propaganda respaldada por una serie de filtros que determinan el marco de presentación de la información. Algunos de esos filtros eran demasiado «estrechos», señala Chomsky al hablar de la revisión que de su libro hizo hace diez años, según recoge la revista digital ‘Salon’.
Así, por ejemplo el «anticomunismo» predicado por EE.UU. debería haberse llamado el «miedo al enemigo inventado». «Es difícil de creer, pero el Pentágono catalogaba a Cuba como una de las amenazas militares para EE.UU. hasta hace un par de años», revela Chomsky, quien tilda el hecho de ridículo, ya que es «como si la Unión Soviética hubiera catalogado a Luxemburgo como una amenaza a su seguridad».
Chomsky señala que, a pesar de que Internet facilita la libertad de información, a pesar de que hay medios objetivos e independientes y periodistas comprometidos que permiten conocer la realidad (como es el caso de Jeremy Scahill y su libro ‘Guerras sucias’), todavía existe un déficit de información sobre temas clave. Tal es el caso de los aviones no tripulados, o ‘drones’, de EE.UU., de los que se habla mucho, pero sin subrayar que son las nuevas «armas del terror» estadounidense.
De hecho, pocos días después del atentado durante el maratón de Boston un avión no tripulado llevó a cabo un ataque en una aldea de Yemen, un pueblo aislado. «Obama y sus amigos decidieron asesinar a cierta persona», señala el autor, quien denuncia que no se informó de lo sucedido hasta una semana más tarde, cuando un habitante del pueblo atacado, que, parece ser, había estudiado en EE.UU., acudió al Senado estadounidense para dar testimonio de lo ocurrido el día del ataque a su aldea.
Según el testigo, el hombre al que EE.UU. quería matar era muy conocido en la zona, por lo que hubiera sido muy fácil dar con él. Sin embargo, el Gobierno de Obama prefirió organizar, para asesinarlo, un ataque en el que murieron también víctimas inocentes. Un golpe de efecto para lograr «aterrorizar» a todo el pueblo.
La consecuencia inmediata de este tipo de acciones es que EE.UU. siembra el odio contra él en pueblos enteros que piden «venganza» contra los estadounidenses. Por tanto, explica Chomsky, su país está fabricando todo un sistema de terror, que crea enemigos y amenazas más rápido de lo que se mata a «los sospechosos». Una «estrategia horrible» que es posible gracias a un potente sistema de adoctrinamiento y a un control de los medios de comunicación.