Cuatro personas murieron este martes, entre ellas una niña, y otras veintitrés resultaron heridas por la caída de varios proyectiles de mortero en distintas zonas de Damasco.
El Gobierno del presidente sirio, Bachar al Asad, se quejó recientemente en dos cartas dirigidas a la ONU del lanzamiento de proyectiles de mortero por parte de supuestos terroristas contra barrios de Damasco y otras ciudades.
Así mismo, otro ataque perpetrado por rebeldes han dejado cinco médicos, cinco enfermeras y dos conductores de ambulancia, muertos en la localidad de Deir Atiye, al norte de Damasco.