Los rehenes extranjeros asesinados por el Estado Islámico fueron sometidos a numerosos simulacros de decapitación y no sabían cuándo estaban a punto de morir, ha revelado un traductor que ha abandonado las filas del Estado Islámico. Además confiesa que él mismo les decía que no les iban a hacer daño para que aparecieran tranquilos en los vídeos.
El traductor, que se presenta como ‘Saleh’, ha dicho en una entrevista a Sky News que fue contratado por el grupo extremista Estado Islámico para convencer a los rehenes extranjeros de que estaban a salvo antes de ser asesinados en vídeos por Mohammed Emwazi, un radical de 26 años conocido como ‘el yihadista John’. Saleh debía decir a las víctimas que no les iban a hacer daño, que eran solo ‘huéspedes’ del Estado Islámico.
Los rehenes no eran conscientes de que estaban a punto de perder la vida, ya que habían sido sometidos a numerosos simulacros de ejecución y tenían una falsa sensación de seguridad, explica Saleh. El periodista estadounidenseJames Foley y el trabajador humanitario británico Alan Henning aparecieron sin miedo leyendo mensajes a cámara unos momentos antes de ser asesinados.
Saleh ha revelado también que a los rehenes se les dieron nombres árabes para convencerles de que estaban entre amigos y para calmarlos. A Kenji Goto, rehén japonés asesinado, se le dio el nombre de Abu Saad. El extraductor ha confesado a Sky News que vio con sus propios ojos la decapitación de Goto.
Mohammed Emwazi o ‘el yihadista John’ es temido y respetado dentro del grupo, es «el gran jefe», el único que da órdenes a los demás, según ha dicho Saleh.
También el extraductor del grupo terrorista ha dicho que la estructura de mando y control del Estado Islámico en Raqqa está dominada por extranjeros, un 70% son combatientes de fuera de Siria.