Los hombres en traje blanco, con el pecho peludo y lentes de contacto azules que posan con admiradores afuera de la sala de exposiciones del que fuera el Hilton de Las Vegas no quieren que los llamen imitadores de Elvis.
El término correcto es artista homenaje a Elvis, para distinguir sus estudiadas actuaciones de las de los montones de personajes que deambulan por la famosa calle principal de la Ciudad del Pecado. «No es un chiste», explicó Jason Sherry, productor del Festival de Elvis en Las Vegas del fin de semana, uno de varios autorizados por el patrimonio de Presley como antesala a la Semana de Elvis en Memphis, Tenesí, en agosto.
«No significa que no lo disfrutemos. Pero no estamos burlándonos de Elvis». Como muchos artistas homenaje a Elvis, Frank Werth, un vendedor en Hays, Kansas, compra sus trajes de B&K Enterprises, una compañía que emplea al hombre que diseñó monos para el mismo Elvis.
Los eventos licenciados ayudan al patrimonio de Elvis Presley a cultivar una base de seguidores décadas después de que las estaciones de radio dejaran de tocar «Love Me Tender», y promueven los aspectos más positivos de su vida y su carrera, dijo Sherry.
La seducción de Elvis a través de las generaciones era evidente entre la docena de personas que vinieron de Penticton, Columbia Británica, a Las Vegas para ver a su concitadino Adam Fitzpatrick, de 29 años, ganar.
LAS VEGAS (AP)