Augusto Mejía, músico, compositor y productor nicaragüense, ha contestado de forma extensa una opinión que realizara el bloguero Diego Navas acerca de la supuesta realidad de las bandas emergentes en Nicaragua, haciendo énfasis en todo lo equivocado de dicha publicación, contando incluso anécdotas personales de sus inicios en esta industria para soportar su argumento.
Augusto se tomó el tiempo de elaborar esta carta con el motivo de querer aclarar todo lo expuesto en ese espacio de Diego Navas, el cual fue compartido por algunos artistas nacionales y no hace más que indicar que para que una banda pueda realmente triunfar en el país debe ser parte de una «argolla» o tener algún apellido importante.
De hecho en la parte final del escrito de Navas, señala que «… Y que no sólo bandas como La Cuneta, sean la cara que Nicaragua muestre al mundo», extracto que Mejía resalta en la carta para comenzar a elaborar una explicación racional y detallada de cómo ha sido su experiencia en el mundo de la música nacional, además de comentarios acerca de otros amigos que han ido forjando su camino sin necesidad de ser «individuos de alto poder o influencias» o «personas sin talento con padrinazgos«, a como también lo plantea el señor Navas.
La carta está compuesta de 10 puntos que repasan todo lo relacionado a querer triunfar y ser exitoso en Nicaragua y cualquier parte del mundo, refiriéndose a hacer las cosas por uno mismo y no esperar comodidades para que alguien más venga a realizar tu sueño, señalando también que para ello se tiene que hacer una gran cantidad de sacrificios.
Además comenta que ningún inicio es fácil y que todo depende de la actitud a no rendirse ante las adversidades, sabiendo que hay que rifarse a perseguir lo que uno anhela y que él mismo formó parte de ese proceso, sin ningún apellido que lo cobijara para garantizarle el éxito inmediato. «No vaya usted, señor Navas, a creer que yo en aquellos tiempos llegaba a una radio, decía que era ‘Mejía‘ y entonces sonaban mis canciones… o bien que yo llegaba a un local y por alguna «mágica argolla» me ponían un buen sonido, me ‘fuliaban’ de gente el lugar, y todo mundo a gozar. Nah! Nunca funcionó así. Tomó muchos años que eso cambiara. Muchos.», reza una parte de la carta de Augusto.
Otro aspecto fundamental de este planteamiento es que Mejía recalca en que el escrito de Navas nunca hace una evaluación de si el supuesto problema de las bandas emergentes nacionales es por ellos mismos, de falta de darle carácter profesional a su música y dedicarse enteramente a esta causa.
Finalmente Augusto Mejía cierra dándole una visión positiva a que se hiciera esta publicación, ya que invita a la oportunidad de realizar un libro con la historia de la música en Nicaragua en los últimos 20 años, eso sí, con una verdadera y objetiva investigación.
«Le agradezco profundamente que haya escrito esa entrada en su blog. Le agradezco que se haya equivocado de esa forma… Muchas gracias por lo que ha generado en mí, señor Navas. En serio: ¡Nos urge ese libro!…. ‘Historia de la Música Joven Nicaragüense de los últimos 20 años'».