En el papel de la mujer engañada o en el de la seductora llena de confianza, Beyoncé pasó de una a otra en la inauguración en Miami de su gira mundial Formation, sin ofrecer pistas sobre los rumores de infidelidad matrimonial alimentados por su último álbum.
Queen B salió el miércoles al escenario con un gran sombrero tejano negro y un body, cambiando sus habituales zapatos de tacón por botas de estilo militar. Comenzó el espectáculo con «Formation» y el público ya estaba entregado cuando comenzó su último tema de éxito, «Sorry». Había un perceptible tono de desdén en su voz en la frase «Tonight, I regret the night I put that ring on» («Esta noche lamento la noche en que me puse ese anillo»).
Ambos temas proceden de «Lemonade«, el disco que presentó unos días antes en un especial de HBO con videos para todas las canciones. Buena parte del disco parecía estar relacionada con la vida de la cantante, y frases como «Are you cheating me?» («¿Me estás engañando?») plantearon preguntas sobre si su esposo, Jay Z, habría sido infiel.
Sus primeras canciones se vieron acompañadas de luces rojas y bolas de fuego que se alzaban en el cielo nocturno para subrayar su ira, y cuando más se enfadaba, más se entusiasmaba el público. En un momento dado, vestida con un body de lentejuelas con diseños de llamas rojas, cantó sobre sus planes de «smack that trick» («acabar con estos juegos») mientras una tempestuosa tormenta relampagueaba en una pantalla a su espalda, y después apareció vestida con un vestuario rojo de diablesa.
Justo cuando parecía estar en plena furia, pasó al sexual «Rocket» y «Drunk in Love». Recuperó una canción antigua, «Me, Myself and I», y sacó al escenario a dos chicas del público que se habían aprendido la coreografía de «Single Ladies».
Pasó con tanta habilidad de lo vulnerable al control que era imposible saber qué era verdad y qué era interpretación artística.
Una ausencia llamativa del concierto de dos horas fue el tono político de su espectáculo en el descanso del Super Bowl este año, donde sus bailarinas llevaban un aspecto similar al de los Panteras Negras.
Sindicatos de policía habían pedido a los agentes que no se presentaran voluntarios ni trabajaran en los conciertos de Beyoncé y criticaron sus mensajes «contra la policía». La presencia policial en el recital de Miami parecía normal, y las inscripciones para prestar seguridad en su próximo espectáculo en Tampa no han sido un problema, según medios.
También hubo una versión de «Sweet Dreams», de Eurythmics, iluminó el escenario en tono morado en homenaje a Prince durante un cambio de vestuario mientras sonaba «Purple Rain», y dedicó su último número, «Halo», al fallecido artista mientras fuegos artificiales se alzaban hacia el cielo.
En lo que quizá fue el momento más significativo, Beyonce dijo que en su camino al ensayo ese día, su hija le había recordado que «cuando yo era una niña, soñaba, soñaba con este mismo día… Ahora mismo ven mi sueño hecho realidad».
Más tarde se proyectaron imágenes de Jay Z sosteniendo a la niña recién nacida de ambos en el hospital mientras ella cantaba.
Sea cual sea el estado de su vida personal y su matrimonio, Beyoncé parece ser la misma. Su imponente interpretación de «Formation» recordó a todo el mundo que, como decía la canción, «romperé las cadenas yo sola. Seguiré corriendo porque una corredora no se abandona a sí misma». Al llegar a la canción «Survivor», se dirigió a los asistentes «que hayan sobrevivido cualquier cosa en su vida, quiero que ustedes lo celebren conmigo esta noche».
Y sólo para mantener a todo el mundo intrigado, al final tuvo un guiño para su marido.
«Quiero dedicar esta canción a mi apuesto marido», dijo. «Te amo muchísimo».
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