Mientras esperaban a que Donald Trump llegara al escenario en un acto de campaña en Exeter, Nueva Hampshire, sus seguidores escucharon algunos éxitos de Adele como Skyfall y Rolling in the Deep.
El hecho no le gustó a la cantante británica, quien dijo que solicitaba que Trump dejara de tocar sus canciones en sus actividades como precandidato.
Adele no ha dado permiso para que su música se use para una campaña política, declaró Benny Tarantini, vocero de Adele.
Pero a pesar de la popularidad de Adele, no ha podido detener a Donald Trump.
Legalmente, el candidato republicano ha pagado por el derecho para usar prácticamente la música que quiera, siempre y cuando lo haga correctamente.
La campaña del señor Trump pagó y obtuvo los derechos legales para usar esas grabaciones, dijo Hope Hicks, del equipo de Trump.
Expertos en derechos de autor afirman que las campañas no necesitan el permiso de los artistas para tocar sus canciones en los eventos siempre y cuando la organización política o el lugar donde se realicen cuenten con lo que se conoce como una licencia global de parte de las organizaciones que protegen los derechos de los autores: ASCAP y BMI.
La licencia no es para un solo artista sino para toda la música en el repertorio de alguno de esos grupos a cargo de los derechos de difusión de compositores y músicos.
ASCAP representa más de 10 millones de obras musicales de más de 525 mil autores y compositores.
Mientras que BMI representa 10.5 millones de obras musicales creadas por más de 700 mil compositores.
La licencia contempla el derecho a reproducir la canción públicamente. Cuando en un acto de campaña se toca la música, se debe tener la licencia vigente para no violar los derechos de autor, explicó Lawrence Y. Iser, experto en derechos de autor.
La campaña debe pagar una cuota a las organizaciones. BMI cobra seis centavos de dólar por cada asistente a un acto de campaña donde se toca música. Una fracción de esos seis centavos es destinada al artista.
Pero el uso de la música no puede ir mucho más allá del acto de campaña sin más permisos. Una campaña política, incluso con una licencia, no podría usar la música de Adele en un comercial para televisión o en YouTube sin permiso y sin otra licencia aparte.