Los Rolling Stones rockearon en el íntimo Teatro Fonda la noche del pasado miércoles con suficiente energía como para impulsar su gira por 15 ciudades de EE.UU.
La banda anunció el miércoles por la mañana que se presentaría en un club esa noche para arrancar su gira Zip Code, que comienza mañana en San Diego. Las entradas para el concierto sorpresa en el teatro con capacidad para 1.300 personas se agotaron instantáneamente. Y un admirador llegó a ofrecer hasta $ 4.000 por un boleto.
Los Stones tocaron una hora y media, incluyendo el álbum Sticky Fingers en su totalidad, con el mismo entusiasmo que tenían cuando el disco fue lanzado en 1971. Este es nuestro primer concierto de la gira, dijo Mick Jagger. Esta noche haremos algo que nunca habíamos hecho antes … vamos a tocar todo el Sticky Fingers.
El grupo relanzará el disco la próxima semana. Como lo prometieron, tocaron todas las piezas del disco y Jagger exhibió una energía similar a la de las porristas de secundaria en todo momento (pareciera que no se ha enterado de que tiene 71 años). Jagger se pavoneaba, se meneaba y rebotaba su pecho, golpeaba el aire y contoneaba su cuerpo enjuto.
Y su voz sonaba perfecta. ¿A quién le importa si ya no puede alcanzar las notas más agudas? Keith Richards también lució su voz y parecía muy contento. Con su cabello canoso y piel pálida, el guitarrista de 71 años parece hecho de cenizas, pero su guitarra es muy joven y parecía que Richards se estaba divirtiendo. Lo mismo pasaba con el huesudo Ronnie Wood y el baterista Charlie Watts, quien le sonrió a Jagger.
El público fue igualmente deslumbrante, Jack Nicholson, Bruce Willis, Harry Styles, Leonard Cohen y Kesha entre los que disfrutaban el concierto. Jagger tomó una guitarra acústica para tocar Wild Horses y Richards una doble para You’ve Got to Move. También presentaron Start Me Up, When the Whip Comes Down y All Down the Line.
AGENCIAS