Cuanto más grandes, mejor. Eso es lo que vulgarmente se cree sobre el tamaño de los pechos, una de las zonas del cuerpo femenino que más atrae (y más se emplea) a la hora del sexo y la seducción.
Sin embargo, esto no siempre es así. Lucy Luxor, una mujer de 35 años, toda su vida tuvo pechos grandes. Muy grandes. Tanto, que cuando salía a la calle no sólo atraía miradas libidinosas sino, también, comentarios desagradables y agresivos.
Y el problema empeoró aún más luego del nacimiento de su hija Molly, en 2016, cuando sus senos crecieron aún más.
Toda su vida, Lucy tuvo pechos muy grandes. De hecho, la mujer que vive en Somerset, Gran Bretaña, se dio cuenta por primera vez de su gran busto cuando era solo una adolescente y tuvo que ampliar el tamaño de su corpiño.
Y lo padeció debido a la actitud que tomaban los otros con respecto a ella. Pero la situación se complicó aún más después del nacimiento de su beba y cuando ella se negó a amamantarla.
“Ni siquiera iba al supermercado”
Además, contó que se recluyó y se quedó en su casa durante más de dos años porque estaba muy consciente de sus pechos y que ni siquiera se animaba a ir al supermercado.
A partir de su propia experiencia, Lucy admite que tener senos grandes no es tan bueno como se cree. “Recuerdo que era un adolescente y los hombres que pasaban se quedaban mirándome. Esa mirada prolongada me hizo sentir como un monstruo”.
“Tengo dolor de espalda todos los días, pero algunos días, físicamente no puedo caminar porque estoy en agonía. Tengo que recibir un masaje cada dos semanas para ayudar a mi espalda”, le indicó al medio británico.
Y sumó: “Tengo el privilegio de poder permitirme ese lujo. La mayoría de las mujeres con senos más grandes no pueden hacer eso. Es un infierno, pero tengo suerte, ya que trabajo desde casa en un pequeño pueblo donde tengo un vehículo y no tengo que usar transporte público”.
Uno de los comentarios más frustrantes que Lucy recibe de la gente es que debería perder peso para reducir el tamaño de su pecho. “Bajé 17 kilos desde la cuarentena hasta ahora y no perdí ni un centímetro de mis senos”.
Después de años de sentirse como un “bicho raro”, Lucy dice que aprendió a amarse a sí misma desde que Molly, que ahora tiene cinco años, comenzó la escuela.
Si bien varias veces le sugirieron la idea de someterse de hacerse una reducción de senos, ella aclaró que no es posible en todos los casos.