¡Hacelo asado! Demandan a dueño de un gallo por cantar 200 veces

¡Hacelo asado! Demandan a dueño de un gallo por cantar 200 veces
Foto: ¡Hacelo asado! Demandan a dueño de un gallo por cantar 200 veces / Cortesía

Exagerado pero cierto, una pareja en Alemania denunció a su vecino, todo porque su gallo cantaba 200 veces al día, algo totalmente desesperante.

Y es que, Friedrich-Wilhelm, de 76 años, y su esposa Jutta aseguraron que no tienen un día en paz; esto, a causa del gallo de nombre «Magda», el cual pertenece a sus vecinos.

El ave doméstica, según denunciaron, comienza a cantar todos los días alrededor de las 8 de la mañana y no para hasta la puesta del sol; cuando los dueños la encierran con su otra gallina. Tras pasar años de tratando de razonar con sus vecinos sobre Magda, Friedrich y Jutta decidieron ir hasta la corte.

¡Hacelo asado! Demandan a dueño de un gallo por cantar 200 veces
Foto: ¡Hacelo asado! Demandan a dueño de un gallo por cantar 200 veces / Cortesía

“El vecino no se deshace de su gallo y tenemos que vivir con eso o tenemos que ganar en los tribunales”; detalló Friedrich. “No podemos usar el jardín y no podemos abrir ninguna ventana. Es insoportable»; añadió. “Es difícil hablar de tortura, pero así es”; expresó por su parte Jutta.

El dueño del gallo no entraba en razón

«Un gallo hiperactivo como Magda no pertenece a una urbanización tranquila«; sostuvo el abogado de la pareja, Torsten Gieseke, y agregó que otro señor aledaño al lugar, tuvo que irse del lugar por los desesperantes cantos del gallo.

Según los informes, el canto de Magda se registró en alrededor de 80 decibelios; lo que es comparable a un restaurante concurrido o una calle con mucho tráfico. Algo sin lugar a dudas, desesperantes.

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Foto: ¡Hacelo asado! Demandan a dueño de un gallo por cantar 200 veces / Cortesía

Por otra parte, Friedrich y Jutta comenzaron a registrar el canto diario de Magda como evidencia en la corte; y aseguran que su acción legal era la única opción disponible para ellos, luego que el dueño de dicha ave no entrara en razón.

Clarín